Algunos “futurólogos” acelerados -o maiceados- comienzan a tratar de colocar en el arrancadero priista de la carrera presidencial 2018 a tres miembros del primer equipo de Enrique Peña Nieto, entre ellos a dos secretarios de Estado: el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo cual suena lógico más por el poder que ejerce en el puesto que ocupa, que por la relevancia de su trayectoria, que es menos que mediana.
El segundo que los poseedores de la bola de cristal colocan en el arrancadero es el titular de Hacienda, Luis Videgaray, lo cual ya no es tan lógico sino casi inexplicable, si nos atenemos a su gris currículum y, sobre todo, si hacemos un balance de los resultados que ha obtenido -que van de malos a pésimos- en su accidentada gestión al frente de las finanzas públicas nacionales.
Tener en la pista de carreras a esos dos funcionarios es un claro indicador de que la caballada del PRI está muy flaca, pero, aún así, Osorio y Videgaray son los únicos integrantes del gabinete de Enrique Peña Nieto que despuntan en medio de un grupo de secretarios y secretarias de Estado que deberían estar en sus casas, donde no le harían daño a su jefe y, en consecuencia, al país.
En el caso del tercer equino del derby presidencial, los futurólogos se pasaron de tueste porque metieron con calzador en el arrancadero, no a otro secretario de Estado, sino al jefe de la Oficina de la Presidencia, que apenas comienza a hacer sus pininos en las ligas mayores. Aurelio Nuño Mayer es un estimable y joven funcionario -cumplió 37 años- que todavía no está para esos trotes, los complejos, rudos y desgastantes trotes presidenciales.
La página web de Los Pinos publica en unos cuantos desnutridos renglones lo que denomina “Experiencia en el Servicio Público” de don Aurelio, y ese precario currículum es suficiente para preguntar a los anticipados destapadores de precandidatos presidenciales: ¿Puede un funcionario tan inexperto estar desde ahora en el arrancadero?
Dice el sitio web de la Presidencia sobre la trayectoria del señor Nuño Mayer:
-Asesor del actual Presidente Enrique Peña Nieto, en el gobierno del Estado de México.
-Coordinador de Asesores del diputado Luis Videgaray en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, LXI legislatura.
-Vicecoordinador de Planeación Estratégica del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado de la República, LVIII y LIX legislaturas.
¿Eso es todo?
Eso es todo.
AGENDA PREVIA
Siete años después del “catarrito financiero” que nos diagnosticó el doctor Agustín Carstens -que se convirtió en “pulmonía cuata”-, el mismo médico anuncia que México podría salir airoso de la “tormenta financiera” que se presentará cuando Estados Unidos aumente las tasas de interés, hecho que podría ocurrir en los próximos meses y cuyo tránsito podría durar hasta un año. La tormenta, advirtió, provocaría de entrada una importante fuga de capitales, turbulencias en el mercado cambiario y otras cosas horribles.
¡Pero no hay de qué preocuparse!, anunció el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, porque hoy tenemos un “arsenal” de 270 mil millones de dólares para tapar el agujero de la fuga de capitales y del alza del dólar.
Los analistas financieros reconocen el esfuerzo que han realizado en los últimos siete años la Secretaría de Hacienda y el Banco de México de acumular el susodicho arsenal para que cuando nuestros partners bajen las tasas de interés empiecen a disparar cañonazos precisos. Sin embargo, recuerdan que contra las “estampidas de capitales” cualquier reserva de dólares que se presuma puede resultar insuficiente.
Omar de la Torre, funcionario de amplia trayectoria en el sector público, experto en asuntos migratorios (creador del Guía Oficial del programa Paisano e impulso de los Grupos Beta y coordinador del Programa Especial de Migración 2014-2018, por ejemplo), es el encargado de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación. ¡Vaya, hasta que designaron a alguien que sí sabe!