BUENOS AIRES. Las reñidas elecciones primarias en la Ciudad de Buenos Aires son un ensayo general en el que se miden las fuerzas partidarias.
El líder de la conservadora Propuesta Republicana (Pro), Mauricio Macri, uno de los favoritos en la carrera por la Presidencia argentina, salió reforzado con el triunfo de su candidato en las primarias de esa ciudad. El kirchnerismo se anotó una contundente derrota y negó que haya supuesto un “golpe” para el Frente para la Victoria (FpV), ya que se trata de una región “esquiva y difícil” para el oficialismo.
Con el 98% de los votos escrutados, el partido de Macri no solo revalidó el triunfo en la capital, su granero de votos tras ocho años de gestión como alcalde, con un 47.3% de las papeletas, sino que consiguió que su candidato y jefe de su Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, se impusiera por goleada a su más directa rival, la ex vicejefa del Gobierno porteño Gabriela Michetti.
“Ayer fue un paso adelante muy grande”, afirmó Macri quien está convencido de que, tras estos resultados, “creemos en el cambio y ellos ya gobernaron”, dijo el alcalde de Buenos Aires en alusión a la gestión del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, como jefe de gabinete de Cristina Fernández, entre 2008 y 2009.
Una declaración que aleja las posibilidades de una alianza entre Macri y Massa para combatir al oficialista Frente para la Victoria (FpV) en las presidenciales de octubre.
El kirchnerismo, el otro gran derrotado de estas primarias, trató de minimizar el impacto de su caída, de casi ocho puntos porcentuales, en la ciudad.
Encabezada por Mariano Recalde, presidente de Aerolíneas Argentinas y hombre de La Cámpora -la organización que agrupa a las juventudes kirchneristas-, la candidatura del FpV quedó relegada a un tercer lugar con un 18,7 por ciento de votos, uno de sus peores registros en la ciudad.
Un resultado que aguó la fiesta que había preparado el oficialismo tras conocer sondeos de boca de urna que le daban una segunda posición en las primarias porteñas y que fallaron estrepitosamente.
En la primera reacción oficial tras la derrota, el jefe de gabinete argentino, Aníbal Fernández, trató de restar importancia a este batacazo electoral y adelantó que no van a “bajar los brazos” y trabajarán “el doble” para “conquistar la mayor cantidad de votos” en las elecciones municipales del próximo 5 de julio.