Pese a que legisladores de las tres principales fuerzas políticas en el Senado –PRI, PAN y PRD- coincidieron en señalar que la reforma política del Distrito Federal es pura “simulación” y “cosmética”, el Pleno camaral aprobó en lo general con 88 votos a favor, 27 en contra y 1 abstención, el proyecto por el que la Ciudad de México se convertirá en el estado número 32.
La aprobación por amplia mayoría de este producto legislativo contrastó con diversas posturas de senadores provenientes de todas las fuerzas políticas, para quienes las modificaciones avaladas resultaron indiscutiblemente “insuficientes”, al justificar que no otorga personalidad jurídica ni patrimonio propio a las alcaldías (actualmente delegaciones); y tampoco garantiza la verdadera autonomía financiera de la Ciudad de México.
El senador del PRI, Omar Fayad Meneses, se posicionó en contra del contenido de este paquete que reformó 50 artículos de la Constitución, proyecto al que se refirió como un “pegotero de ideas” y un Frankenstein que no reflejó el espíritu de la esperada reforma política para la ciudad.
“No debe sustentarse que es la gran y profunda reforma. Esto no es lo que a lo largo de los últimos 10 años, desde aquella iniciativa que platicábamos en los albores del año 2000 en la Cámara de Diputados, no conservó ni remotamente ninguno de los principios que hemos trabajado y luchado para que queden plasmados en una reforma tan importante y tan trascendente”, asentó.
Para la senadora del PAN y secretaria de la Comisión del Distrito Federal, Mariana Gómez del Campo, la aprobación de esta reforma, además de resultar insuficiente, enciende una alerta de simulación que se aleja del verdadero objetivo del proyecto. “Sigue sin ser suficiente, sigue sin ser contundente y sigue sin ser ciudadana; incluso, podría correrse el riesgo de que su ejecución termine siendo una mera simulación o solamente una transformación cosmética”, advirtió.
En ello coincidió su compañera de bancada, Gabriela Cuevas Barrón, quien además aclaró que el producto legislativo no garantiza la autonomía financiera o presupuestal de la ciudad, puesto que el jefe de Gobierno, explicó, continuará negociando anualmente con la Presidencia de la República los recursos del Fondo de Capitalidad
A pesar de ser el principal promotor de esta propuesta, en el PRD también hubo desaprobación en parte del contenido de esta reforma, particularmente en relación a la integración de la Asamblea Constituyente, en donde el 40% de sus integrantes serán designados.
La vicecoordinadora de bancada, Dolores Padierna Luna, sostuvo “Designar y no elegir al 40% de los constituyentes es un retroceso (…) es a leguas una regresión en términos de derechos políticos y civiles que opaca, ensombrece los importantes avances”.
En manos del PRI
El presidente de la Comisión del Distrito Federal, Mario Delgado Carrillo, advirtió que, en los términos en los que fue avalado el proyecto, se otorgará el control de la Asamblea Constituyente –encargada de redactar la Constitución para la Ciudad de México- al PRI, partido que tendrá una sobrerrepresentación en el nuevo órgano legislativo.
Según lo explicó en conferencia previa a la aprobación de este proyecto, con base en estimaciones de los resultados electorales y considerando que los integrantes de la Constituyente serán electos unos bajo el principio de representación proporcional y otros por designación directa, el PRI colocaría a 32 constituyentes, el PRD a 26, MORENA a 19, el PAN a 16, y otros siete por los partidos minoritarios.
“El truco está en el porcentaje de constituyentes que tendría el PRI que sería de 32%, lo que le daría una sobrerrepresentación y la posibilidad de veto de la Constitución, esto es lo que hay detrás de las designaciones del Congreso”, sentenció.
Finalmente y tras casi seis horas de discusión, quedó avalado en lo general el proyecto, con 27 votos en contra, entre ellos los de Mario Delgado Carrillo (PRD) y Javier Lozano Alarcón (PAN).
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