La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal localizó en la Ciudad de México a la madre y familiares de la joven que fue explotada laboralmente durante dos años en una planchaduría de Iztapalapa, mismos que recibieron amenazas de la dueña para dejaran de buscarla en ese lugar.

 

En su comparecencia ministerial, la madre acreditó su lazo de parentesco con la víctima  y refirió que su hija a la edad de 15 años, dejó la casa  y ante este hecho la reportó al Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) lo cual quedó asentado en el número de expediente TS2277/07 de fecha 30 de julio del 2007.

 

Un año después, dijo que su hija regresó y le comentó que se había ido a Michoacán, con una señora de una estética, sin precisar mayores datos, y al parecer con el apoyo de la ahora probable responsable Leticia Molina Ochoa, dueña de la planchaduría, en ese momento le informó que volvería a irse, pero ahora con su pareja sentimental.

 

Situación que la madre aceptó por temor a que su hija volviera a ausentarse sin conocer su paradero.

 

Durante ese tiempo de relación con el novio, manifestó que la víctima también trabajaba en la planchaduría y al concluir su noviazgo solicitó apoyo de la probable responsable para quedarse a vivir en su domicilio, ya que prefirió no acudir con su madre.

 

Al enterarse de lo anterior, la mamá  acudió con Leticia Molina Ochoa, con la que acordó que vía telefónica le daría informes sobre su hija, esto ocurrió durante varios meses hasta que tanto Leticia, como su marido, la amenazaron por  teléfono alegando que su hija ya no trabajaba con ellos, que no siguiera molestando, ya que no sabían nada  su  paradero.

 

Esta situación provocó que la progenitora y los familiares tomaran la decisión de vigilar la planchaduría a la hora que abrían y cerraban, con la esperanza de verificar que su hija llegara o saliera del establecimiento, lo cual realizaron por varios meses y al tener resultados negativos hablaron con Leticia y su marido, y con palabras altisonantes les volvieron a indicar que no continuaran molestando o de lo contrario los demandarían por acoso.

 

Por ello, y ante la falta de evidencias para corroborar la presencia de la joven en el establecimiento, desistieron de su búsqueda, hasta que se enteraron sobre el caso de trata de personas en su modalidad de explotación laboral.

 

Cabe destacar que hasta el momento no hay ninguna responsabilidad legal en contra de los padres de la víctima, pues ignoraban completamente que su hija se encontraba en una situación  de esclavitud.