El Cártel Jalisco Nueva Generación es una organización criminal en expansión que demostró su fuerza en los ataques y bloqueos del viernes en el estado, que incluyeron el derribo de un helicóptero militar y se cobraron siete vidas— y cuyo enfrentamiento con el gobierno federal podría conllevar un aumento de la violencia, indicaron analistas.
El estado de Jalisco amaneció el sábado en relativa calma después de una violenta jornada que incluyó bloqueos de carreteras, incendios de autobuses, otros vehículos, bancos y gasolineras, así como acciones en 25 municipios jaliscienses y de los vecinos estados de Michoacán, Guanajuato y Colima. Un total de 19 personas fueron detenidas.
Las autoridades se mantenían en estado de alerta —”código rojo”_, y en Guadalajara —la segunda ciudad más grande del país— podían apreciarse más patrullajes de las fuerzas de seguridad y menos gente en las calles de lo que sería habitual para un sábado posterior a un día feriado.
En otros estados de México, cárteles de las drogas han realizado bloqueos y ataques contra autoridades, pero no se tenía registro hasta ahora de acciones en tantos lugares de manera simultánea como los vividos el viernes.
El consulado de Estados Unidos en Guadalajara, que pidió a sus ciudadanos permanecer en sus casas u hoteles, advertía en su cibersitio el sábado que los enfrentamientos entre autoridades mexicanas y grupos criminales “pueden continuar”, aunque señalaba que la situación ya estaba “bajo control”.
Luis Carlos Nájera, fiscal de Jalisco, tampoco descartó más violencia.
“Si siguen los operativos puede volver a pasar algo similar”, afirmó el sábado, y agregó que pese a los ataques “los militares seguirán trabajando”.
Expertos consultados por The Associated Press coinciden en que esta tranquilidad puede romperse en cualquier momento porque Jalisco Nueva Generación es un grupo que se ha fortalecido en los últimos años —mientras grupos rivales como Los Caballeros Templarios y Los Zetas, eran debilitados_, y también porque el gobierno ha afirmado que habrá acciones contundentes contra ellos y por la cercanía de las elecciones locales, previstas para junio.
Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia y director en México del Instituto de Acción Ciudadana, aseguró que el cártel está “en expansión” e intenta aprovechar la coyuntura electoral para “colocar a candidatos afines y para ampliar las redes de apoyo empresarial”, con el fin de consolidar una red de complicidades políticas y económicas que garanticen la impunidad de sus negocios criminales.
Esta violencia política se ha dejado notar en las últimas semanas en Michoacán y en Guerrero, donde varios candidatos a puestos locales han sido amenazados y el viernes incluso fue asesinado un aspirante a alcalde de un municipio guerrerense.
José Reveles, autor de varios libros sobre narcotráfico, asegura que el líder de Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, es uno de los capos más ricos del momento, que trafica con droga hacia Europa, Asia, Australia y Sudáfrica. Reveles también subraya que el hecho de que el Departamento del Tesoro incluyera a Oseguera y al líder de los Cuinis —un grupo afín— en su lista negra en abril pone de manifiesto su creciente importancia y la necesidad del gobierno mexicano de actuar contra ellos.
Esta urgencia se intensificó tras la emboscada del mes de marzo en la que este grupo mató a 15 policías estatales en lo que fue el peor ataque contra fuerzas de seguridad en la historia reciente de México.
Desde fines de 2014, el presidente Enrique Peña Nieto señaló que Jalisco era considerado uno de los estados más conflictivos en materia de seguridad, junto con Tamaulipas, Guerrero y Michoacán, pero su “error”, según Reveles, fue anunciar la puesta en marcha del “Operativo Jalisco” porque “los narcos se adelantaron”.
Ahora, si hay un nuevo despliegue de fuerzas federales, como parece intuirse tras las declaraciones de todas las autoridades el viernes, “todo apunta a que la violencia crecerá porque desde los años 80 no había un cártel con tanta fuerza en el estado”, agrega el experto.
Jalisco Nueva Generación operaba al principio como una facción de Ignacio Nacho Coronel, uno de los líderes del cártel de Sinaloa que murió en julio de 2010 en una operación federal. Pero poco a poco cobró autonomía y ahora parece actuar por cuenta propia aunque mantenga acuerdos puntuales con el cártel de Sinaloa.
Ante esta situación, Buscaglia critica que Peña Nieto haya mantenido la misma política de su antecesor, Felipe Calderón, de despliegue de fuerzas federales pero sin realizar acciones de desmantelamiento patrimonial o de lucha contra la corrupción política, las únicas que pueden llegar a minar realmente a un grupo criminal.
GH