Sin pasar por el mismo proceso de selección que los demás, Carlos Rivera obtuvo el papel protagónico: Simba, el príncipe que renunció a su reino después de la muerte de su padre, el mismo que interpretó en la puesta de España, por el que se preparó con clases de canto, danza javanesa y ejercicio físico.
“El hecho de haber hecho a Simba durante dos años en España es un sueño y que ahora sea en mi país y que la gente pueda ver lo y disfrutarlo junto conmigo es un regalo”, confesó el actor y cantante de 29 años en entrevista exclusiva con 24 HORAS.
Para él, la experiencia le jugó a favor. No fue necesaria tanta preparación. Su cuerpo recordaba los movimientos de Simba. El reto estuvo en el guion y adaptación musical. Los diálogos castellanizados se inmiscuían entre los de su lengua natal. “Allá yo lo hacía en castellano y aquí en español mexicano. Al principio, sí se me cruzaban los diálogos, porque después de 700 veces de hacerla en España, hay muchas de esas cosas que las tengo interiorizadas. Pero, poco a poco, fui re aprendiendo ya con esta versión de México”, dijo.
Los primeros ensayos fueron de recuerdos para su cuerpo. Volver a ser Simba a través de movimientos. “El cuerpo tiene memoria e inmediatamente se activó a lo que tenía qué hacer y fue simplemente concentrarme en eso. Sabía cómo tenía que hacerlo, ya lo traía predispuesto y fue sólo aprovechar la experiencia y la preparación que tuve cuando lo hice la primera vez”.
Su experiencia en la música le permitió participar en la adaptación de las letras que serán interpretadas por sus compañeros, a los que catalogó como las mejores voces del país.
Ahora, después de presentaciones en otro continente, un largo proceso de ensayo y a días de estrenar en México, el actor mira en su personaje fuerza y pasión por lo que desea, elementos con los que se identifica y por los que, aseguró, disfruta cada función.
“Simba me sigue regalando muchísimas cosas. Para mi carrera va más allá que simplemente haber cumplido mi sueño. El hecho de tenerlo en mi currículum, no sólo profesional sino de vida, es impagable”, concluyó Carlos Rivera.