BERLÍN. El escándalo sobre la presunta colaboración de los servicios secretos alemanes con la inteligencia de Estados Unidos, que hace semanas saltó a la luz en la prensa, fue eje de atención hoy en el Bundestag (Parlamento).
El actual ministro del Interior, Thomas de Maiziére, y el jefe de la cancillería, Peter Altmaier, ambos políticos de la Unión Cristiano-Demócrata de la canciller Ángela Merkel, comparecieron esta tarde para aclarar desde cuándo estaba el gobierno alemán al tanto de estas actividades.
Se trata de determinar si las escuchas que los servicios secretos alemanes realizaron para la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por su siglas en inglés) de Estados Unidos constituyen una violación del derecho alemán y también de aclarar de qué información disponía exactamente el gobierno alemán.
El ministro de Maiziére rechazó las acusaciones que pesan contra él por el tiempo que fue jefe de la cancillería federal.
El político conservador negó tener conocimiento de que los americanos espiaran a empresas con la colaboración de los servicios secretos alemanes.
“Como ministro de la cancillería en 2008 no tuve conocimiento de términos de búsqueda por parte de los estadunidenses con el próposito de llevar a cabo espionaje industrial en Alemania”, dijo de Maiziére.
También aseguró que no era conocedor de que los estadunidenses habían enviado una lista con nombres de empresas a los alemanes.
Sí reconoció, sin embargo, que los americanos habían buscado una colaboración que no contemplan los mecanismos de seguridad de la estación de espionaje de Bad Aibling y que por eso los servicios alemanes habían desalentado a la NSA de llevar a cabo estas investigaciones.
El escándalo de espionaje enfrió en los últimos días las relaciones entre la Gran Coalición.
El ministro alemán de Economía y vicecanciller, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, elevó la presión sobre la cancillería federal para que se facilite más información y en un gesto inaudito, reveló conversaciones personales que mantuvo con Merkel.
También desde la oposición se exige que se hagan públicas las actas originales del servicio de inteligencia alemán para comprobar qué datos fueron facilitados a la NSA y poder además interrogar a los altos funcionarios que fueron citados a declarar, entre ellos el Fiscal General del Estado, Harald Range.
La polémica saltó a la luz hace varias semanas cuando la prensa alemana reveló que la central de espionaje de Alemania recababa información para los servicios de inteligencia de Estados Unidos tras producirse los atentados del 11-M.
Presuntamente, además de facilitarles datos de terroristas, les habrían proporcionado información sobre grandes empresas europeas, consorcios armamentísticos como EADS y de políticos de alto rango de Francia y de la Comisión Europea.
En ese entonces, el responsable de los servicios secretos y quien estaba al corriente de las actividades con la NSA era el actual ministro de Interior, Thomas de Maiziére.
Era 2008 y en ese momento la cancillería Federal ya fue avisada de las actividades de los estadunidenses.
En la comisión de investigación de este miércoles se trata de determinar por qué el ahora Ministro de Interior supuestamente mintió cuando escribió al Parlamento. DM