ESTAMBUL. Desestimando las preocupaciones estadounidenses acerca de su posible ayuda a grupos extremistas, Turquía y Arabia Saudí concertaron una nueva estrategia ofensiva para derrocar al presidente sirio Bashar Assad.
Las dos naciones —una democracia y un reino conservador— no se habían puesto de acuerdo hasta ahora acerca de cómo lidiar con Assad, su enemigo común. Pero la frustración mutua con lo que consideran la indecisión estadounidense ha llevado a ambas a una alianza estratégica que favoreció recientes progresos de los rebeldes en el norte de Siria y contribuye a fortalecer una nueva coalición de insurgentes, dicen funcionarios turcos.
La situación ha provocado preocupación en Estados Unidos, que no desea que los grupos rebeldes, incluso el Frente Nusra, vinculado con Al Qaeda, se unan para derrocar a Assad. Al gobierno de Barack Obama le preocupa que la alianza rebelde pueda instalar en lugar de Assad un régimen islamista radical, en momentos en que Estados Unidos se concentra en combatir el grupo extremista Estado Islámico. Un funcionario estadounidense, que habló con la condición del anonimato debido a lo delicado de la cuestión, dijo que el gobierno está preocupado de que la nueva alianza facilite el avance de Nusra en Siria.
La coordinación entre Turquía y Arabia Saudí refleja el sentido de urgencia y de impaciencia con la política de Washington en la región. Arabia Saudí había mantenido distancia de algunos grupos islamistas rebeldes en Siria a pedido de Estados Unidos, según funcionarios turcos. Arabia Saudí y Turquía también diferían sobre el papel de la Hermandad Musulmana en la oposición siria. Turquía apoya ese grupo, mientras la monarquía saudí lo considera una amenaza para su régimen. Estas diferencias habían prevalecido hasta hace poco.
“La clave es que los saudíes ya no trabajan contra la oposición”, afirmó un funcionario turco. Él y otros hablaron con la condición del anonimato por no estar autorizados a informar a la prensa.
Funcionarios turcos dicen que el gobierno de Obama se ha desentendido de Siria mientras se enfoca en un acercamiento a Irán. Mientras Washington se concentra en degradar el Estado Islámico en Siria e Irak, carece —a juicio de aquellos— de una estrategia coherente para poner fin al régimen de Assad, aliado clave de Irán en la región.