Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, indicó que la reforma energética de México debe procurar una repartición más equitativa de la renta petrolera entre la población del país y no acumularla en una élite, como ocurre en varios países con altos recursos petrolíferos que han abierto la explotación a la iniciativa privada.
“Con la reformas, se tienen que asegurar que además de un fondo de estabilización, debe haber una gran inversión en capital humano (educación) e infraestructura”, dijo en la segunda jornada del Foro Económico Mundial.
“México ha tenido la filosofía correcta al establecer que los recursos naturales le pertenecen a la nación, por tanto son parte del patrimonio del país”, agregó Stiglitz. “Una de las ‘maldiciones‘ de los países con grandes recursos es que tienen un gran nivel de inequidad“.
El economista recordó una anécdota de la primera ministra de Noruega, Erna Solberg. Durante su administración, invirtieron una buena parte de la renta petrolera de ese país en equidad de genero a nivel laboral.
“Ella me comentó que gracias a esa política, el gobierno de Noruega recibía más recursos por el trabajo que generan las mujeres, que por la explotación de hidrocarburos”.
Por ello, Stiglitz aseguró que la reforma más importante de la administración de Enrique Peña Nieto, es la educativa –y no la energética– ya que es una buena oportunidad para invertir en este rubro, lo que puede detonar la productividad en el largo plazo.
Aseguró que una sociedad del aprendizaje, donde el conocimiento se transmite libremente, es el punto de partida para cambiar las condiciones de vida de una población.
TPP es antidemocrático
Joseph Stiglitz advirtió que el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) –el TLC más ambicioso del mundo entre 12 países, incluido México– es antidemocrático y se ha discutido en Estados Unidos con gran secrecía, debido a que protege intereses corporativos.
El economista agregó que el TPP está diseñado para funcionar por encima de los sistemas legislativos de las economías que lo suscriben, y no se sujetan a las garantías de los sistemas legales tradicionales como la transparencia.
“El tratado desataría abusos, y retrocesos”, aseguró. “Realmente socavará la democracia, y va en contra de leyes para proteger el derecho a la información”.
El TPP establece previsiones en que inversionistas podrán demandar a un país por cualquier cosa que disminuya su expectativa de ganancia, mayores restricciones en materia de propiedad intelectual como en el caso de los medicamentos genéricos, lo que retrasará la entrada al mercado de medicinas baratas para la mayoría de la población.