México se había caracterizado en la última década y media por la pobre venta de coches en su mercado interno. Así el país se había convertido en una gran factoría automotriz para Estados Unidos, pero con malos resultados en las ventas dentro de sus fronteras tomando en cuenta el tamaño de su economía y de su población.

 

Sin embargo eso parece que ha comenzado a cambiar, aunque aún es temprano para afirmar que esa tendencia continuará en el futuro.

 

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Lo cierto es que la venta de vehículos nuevos en México está creciendo a un ritmo acelerado. Entre enero y abril pasado se vendieron casi 73 mil vehículos más que en los primeros cuatro meses del año pasado, una cifra que grita un fuerte crecimiento de 22.2%. Pocas veces en los últimos años habíamos visto que las ventas de vehículos, incluyendo camiones, se aceleraran tanto como lo estamos observando en este primer tercio de 2015.

 

Y según las cifras que publica la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, AMDA, el crecimiento en las ventas prácticamente no está distinguiendo segmentos de mercado. Los autos deportivos, generalmente de alto precio y por lo tanto de pocas unidades comercializadas, están viviendo una verdadera explosión de ventas con un 63% más que el año pasado. Ya se han vendido más de tres mil de estos coches. Pero los más baratos del mercado, es decir los subcompactos, han visto un fuerte crecimiento de 34% respecto del año pasado con ventas por casi 146 mil vehículos en estos cuatro primeros meses del año.

 

Las cifras llaman la atención porque los ingresos promedio de la población no se han modificado sustancialmente en los últimos meses, según lo que ha informado el Banco de México a través de sus reportes. Si bien los datos del empleo formal registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social muestran un crecimiento mayor que el de la economía, no todos estos empleos son nuevos por lo que en este segmento de la población ocupada la formalización tampoco implicó ingresos adicionales relevantes para estas familias.

 

Así que el fenómeno del crecimiento acelerado en la venta de coches responde más bien a otros factores. La AMDA apunta bien a dos razones que están incidiendo positivamente en el mercado de automóviles nuevos: Las mayores facilidades crediticias para la compra de vehículos y la fuerte caída en la importación de los llamados ‘autos chocolate’ proveniente del enorme mercado de autos usados de Estados Unidos.

 

Quizá habrá que agregar otro factor que, sin ser dominante, pudo haber contribuido a este vertiginoso crecimiento. Y me refiero al endurecimiento del programa de verificación de vehículos en el Valle de México que determinó que los vehículos con 10 años de antigüedad o más –aunque aprueben el programa de verificación de contaminantes- tienen que dejar de circular un día entre semana y dos sábados al mes. Una medida que evidentemente incentiva la compra de vehículos nuevos y deprecia a los vehículos usados.

 

Pero es muy probable que el factor de mayor peso en la explicación de este inusual crecimiento en la venta de vehículos nuevos en el país, haya sido la implementación de medidas por parte de la Secretaría de Hacienda (vía el SAT y Aduanas) para hacer cumplir las normas ya establecidas y reducir la discrecionalidad (y corrupción) con la que han operado tradicionalmente los importadores de autos usados en la frontera norte obteniendo importantes ganancias.

 

Solo cuando las autoridades (incluyendo a la Suprema Corte que en octubre pasado otorgó el fallo de constitucionalidad al decreto que regula la importación ilegal) se decidieron a hacer cumplir la ley, las importaciones de autos usados cayeron 86% en marzo y 74% en enero pasado. El repunte en la venta de coches nuevos vino como reacción.

 

Claro que esperamos que estas acciones de Hacienda no sean flor de temporada, como ocurrió recurrentemente en el pasado. Más bien el asunto deja en claro que el cumplimiento de la ley siempre dará altos réditos a la sociedad; una lección de economía aún por aprehender en México.