De favorito a  víctima propiciatoria. Real Madrid pasó de vivir un sueño por la Liga y la Champions a estar severamente complicado para mantenerse como aspirante en ambas competencias. Hace una semana los blancos se habían metido a Sevilla donde sacaron un triunfo de galones suficiente para mandar un aviso al Barcelona: ¡hay mucha liga! Era la amenaza y a media semana se venía la visita a Turín para dar cuenta de la Juventus. Hoy el Madrid amanece con los bolsillos de fuera, con la Liga casi sentenciada a favor de los blaugrana y con desventaja en la vuelta del duelo ante los italianos.

 

De ahí que las baterías blancas tengan que centrarse en el duelo de vuelta contra Juventus, porque como están las cosas, la Champions sería lo único que podría salvar una campaña en la que el Barcelona puede robar todo: Copa, Liga y Champions. Cabe recordar que el equipo de Carlo Ancelotti quedó eliminado de la Copa del Rey frente al Atlético, mientras que en la Liga el Barça le saca cuatro puntos cuando quedan seis en juegos.

 

Es todo o nada. La Copa de Europa es el clavo ardiendo al que se aferra el Real Madrid. Su competencia fetiche para hacer olvidar el buen curso del Barcelona, el eterno rival. Ya pasó en 1998, cuando alzaron la séptima. El Madrid, con Heynckes en el banquillo, salvó la temporada con la Champions, precisamente derrotando a la Juventus en la final, mientras el Barça de Van Gaal se llevaba el doblete.

 

Ahora, justamente la Juventus vuelve a poder ser la salvación. Y les vale con el mismo resultado, 1-0, para remontar la eliminatoria en un Santiago Bernabéu, que espera la cita para convertirla en noche mágica. Además, desde el vestuario se tiene claro que la temporada pasa por derrotar a los italianos y acceder a una Final, en la que todo apunta que también estará el Barcelona. Es lo que queda a los blancos, porque ganar la undécima contra el eterno rival eclipsaría todos los logros del conjunto de Luis Enrique.