KATMANDÚ. Cientos de personas que habían regresado a Katmandú esperanzadas por la aparente vuelta a la normalidad intentan huir de nuevo, acongojadas por la catástrofe que se volvió a encaprichar el martes con el valle, donde continúan las réplicas tras una nueva noche a la intemperie.
Muchedumbres con maletas se arremolinan en las estaciones de autobuses, desesperadas por dejar atrás el miedo y la incertidumbre que se han vuelto a instalar en la ciudad tras el terremoto de 7.3 grados que volvió a golpear la zona, causando más de 70 muertos y centenares de heridos.
«Lo tienes todo si estás vivo, por eso he decidido abandonar Katmandú», dijo Hari Ram, mientras lucha por conseguir un boleto para Dang (oeste), como tantos otros en la principal dársena capitalina, la de Kalanki.
Tan sólo dos horas después de que regresara el martes a la capital nepalí, Rojina Pathak volvió a sentir como la ciudad sufría una nueva arremetida telúrica que ahogaba su esperanza de recuperar la normalidad en su vida y la dejaba «sin otra opción que pasar toda la noche bajo una lona», explicó la mujer.
El temblor golpeó especialmente su Dolakha natal, por lo que sus posibilidades se han reducido a huir a una tierra que le resulta ajena.
«Mi hermana mayor se está refugiando en un hospital de Kavrepalanchowk (centro). Para el mediodía me habré unido a ella», indicó apesadumbrada.
Como Pathak, más de un millón de personas abandonaron el valle de Katmandú los días siguientes al gran sismo del pasado día 25.
Dos semanas y 8 mil muertes después, muchas de ellas planeaban regresar estos días, pero en las últimas horas han decidido cancelar sus planes.