Creada por Matthew Weiner en 1999, pero llevada a la televisión hasta 2007, Mad Men tiene una importancia histórica que el tiempo se encargará de acrecentar. No sólo se trata del primer serial de televisión por cable que fue nominado al Emmy como Mejor Serie Dramática (2008), sino que fue responsable de mostrarle al mundo que una historia humana, sin violencia, sangre o asesinatos podía ser exitosa y tener un fuerte impacto en la cultura popular.

 

Además, fue la encargada de poner al canal de cable AMC en boca de todos, antes de que Breaking Bad, The Walking Dead o Better Call Saul se convirtieran en el fenómeno popular que son actualmente.

 

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Mad Men, la serie que retrató de manera exquisita la década de los años sesenta y sus significativos hechos históricos a través de inolvidables personajes que trabajan en una agencia de publicidad neoyorquina; que representó el chauvinismo, machismo, sexismo, la contracultura, el racismo y los excesos de esa época, llega a su fin este domingo precedida no sólo de haber ganado cuatro años consecutivos el Emmy, sino de haber dejado una influencia que difícilmente se repetirá y estar considerada como una de las grandes producciones televisivas de la historia reciente, en la misma liga que The Sopranos, Lost o Breaking Bad.

 

Enumerar las virtudes que han hecho de Mad Men un fenómeno sería un ejercicio largo y complejo, pero de entre todas ellas destaca una, que es su principal logro: es una serie que deconstruye la vida. No importa si sus principales personajes (Don, Peggy, Joan, Roger, Pete) son exitosos o no. Lo que importa es que su proceder, sus emociones, miedos, angustias, fracasos o éxitos no son representados en blanco o negro, sino en una mucho más rica gama de grises que los convierte en personas falibles, inseguras, erráticas, capaces por igual de grandes triunfos que de estrepitosos fracasos. En otras palabras, son un fiel reflejo de lo que significa ser humano.

 

Mad Men es mucho más que una serie cuyo cada capítulo costó 8.4 millones de dólares, de hombres y mujeres impecablemente vestidos, licor, cigarros, adulterio o la lucha por el poder y la persecución del american way of life. Es el espejo de una sociedad que ha cambiado más de forma que de fondo en el último medio siglo. Su principal protagonista podrá llamarse Don Draper o Dick Whitman, pero bien podría ser cualquiera de nosotros. Ocho años después de su debut, Mad Men llega a su fin dejando un legado no sólo para el mundo televisivo, sino para cada uno de nosotros que pudimos ver reflejada nuestra humanidad a través de su historia.