Camp David. El presidente de EU, Barack Obama, aseguró a seis líderes del Golfo Pérsico que el acuerdo nuclear que negocia con Irán no precede a un cambio sustancial en la relación con Teherán, y advirtió que sería peligroso dar pie a una “carrera de armas” atómicas en la región.
Las negociaciones nucleares con Irán centraron la primera sesión de trabajo en la cumbre entre Obama y los líderes de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Catar, Omán y Baréin, que se celebra en la residencia de descanso de Camp David (Maryland).
“Hemos dejado claro que esto es una transacción, centrada en el tema nuclear, un acuerdo muy específico que lidiará con el programa nuclear de Irán”, dijo el asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, Ben Rhodes, en una conferencia de prensa tras la sesión.
“Esto no es parte de un cambio en términos generales en la relación entre Estados Unidos e Irán”, añadió el asesor.
Una vez firmado el acuerdo definitivo, Estados Unidos “seguirá igual de preocupado por las actividades desestabilizadoras de Irán” en la región y las sanciones no relacionadas con su actividad nuclear seguirán en vigor, continuó Rhodes.
Los líderes suníes del Golfo, y en especial Arabia Saudí, temen que el acuerdo nuclear que negocian Irán y el Grupo 5+1 (EU, Francia, Reino Unido, China, Rusia y Alemania) sea el preludio de una normalización de relaciones entre Washington y Teherán.
También les preocupa que el eventual levantamiento de sanciones a Irán pueda dar alas a ese país para potenciar lo que ellos consideran actividades hostiles en el área de influencia del Golfo Pérsico, en naciones como Irak, Siria o Yemen.
“Si después de este acuerdo Irán avanza en una dirección más constructiva, eso será bueno para la región, pero ese no es el propósito del pacto” nuclear, indicó Rhodes.
“Es más probable que (los iraníes) evolucionen hacia un comportamiento más constructivo en un mundo en el que hay un acuerdo (nuclear) que en un mundo en el que no lo hay”, agregó.
El diario The New York Times informó de que Arabia Saudí y otros Estados del Golfo Pérsico han decidido impulsar sus programas nucleares para igualar las capacidades de Irán, al menos aquellas que se le permita retener a Teherán una vez firmado el pacto definitivo con las potencias mundiales.
No obstante, Rhodes aseguró que ninguno de los líderes del Golfo planteó hoy (jueves) “ninguna indicación de cambiar su política energética doméstica”.
En cualquier caso, aseguró que Estados Unidos sí ha comunicado a esos países que no quiere ver “ningún tipo de carrera armamentística en una región que de por sí es la más volátil del mundo”.