Autoridades de Estados Unidos informaron la detención de un ciudadano hondureño en el sur de México que transportaba a 13 personas originarias de Bangladesh y Paquistán en dirección a ese país.
La detención, que tuvo lugar el 6 de mayo en el municipio de Tapachula en Chiapas, fronterizo con Guatemala, fue realizada en colaboración con el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, según un comunicado hecho público por la embajada de ese país en México.
El hondureño, identificado como Franklin Santa María Fajardo, de 29 años, manejaba una camioneta a gran velocidad. Cuando agentes mexicanos detuvieron el vehículo “los pasajeros actuaron de manera sospechosa, bajando la cabeza para evitar ser detectados”. Seis adultos y un menor de edad son de Bangladesh y los otros seis de Pakistán. Ninguno tenía permiso de estancia en México y fueron procesados para su deportación. Fajardo sigue detenido.
El sur de México, especialmente el estado de Chiapas, ha sido desde hace años un pasillo por el que migrantes centroamericanos se dirigen a Estados Unidos. Allí comienza su recorrido en el tren de carga conocido como “La Bestia” que recorre todo el país y al que se han subido decenas de miles de personas que buscaban su futuro en el país del norte.
Junto a los centroamericanos, ese corredor migratorio ha sido utilizado también por traficantes de personas que envían migrantes de otros países y continentes, desde cubanos hasta africanos y asiáticos.
En 2014 una ola de menores no acompañados que viajaban desde América Central hasta Estados Unidos a través de México hizo saltar las alarmas migratorias de las autoridades mexicanas y estadunidenses, que decidieron actuar y tomaron una serie de medias para disminuir el flujo de migrantes.
Sólo ese año 44,000 menores fueron detenidos en la frontera de Estados Unidos tras ingresar ilegalmente al país y entre las decisiones tomadas por las autoridades para reducir el flujo de migrantes se impidió que éstos subieran a “La Bestia”.
La respuesta de las mafias ha sido buscar rutas alternativas, más caras y peligrosas, y moverse por carretera.
El tráfico de personas genera unos 6,600 millones de dólares al año, según un reporte de 2010 de las Naciones Unidas.
Los migrantes llegan a pagar de 5,000 a 10,000 dólares por persona para realizar el viaje de miles de kilómetros. Eso cubre todo, desde hoteles hasta pagos en trenes, sobornos a las autoridades y cuotas a carteles. Pero en ocasiones grupos como Los Zetas, que operan en el norte de México, pueden exigir tanto como 5,000 dólares extra bajo la amenaza de ejecutar a los migrantes.