¿Qué es el arte? ¿Existen mafias dentro del mundo del arte contemporáneo? ¿Son verdaderos artistas personas como Damien Hirst, Yayoi Kusama o Gabriel Orozco? ¿Se manipulan los precios de subasta en las galerías de arte de todo el mundo? Estas y varias preguntas más son expuestas en el documental El Espejo del Arte, dirigido por Pablo Jato, que se exhibirá en la Cineteca Nacional durante un par de semanas y que, según su autor, está a disposición de cualquier institución cultural dentro y fuera de México de manera gratuita.
Realizado a lo largo de cuatro años, en colaboración con Embrujo Films México y World Image Press, el provocativo documental muestra las respuestas emitidas por varios directores de galerías, curadores y artistas a las anteriores preguntas, al tiempo que cuestiona si en realidad lo que se conoce como arte contemporáneo, y que es vendido en millones de dólares en todo el mundo, puede ser considerado como arte.
En entrevista con 24 HORAS, Jato relata de dónde surgió la idea de realizar el documental, así como las críticas y problemas a los que se ha enfrentado por su fuerte crítica al mundo del arte contemporáneo.
“Estaba en Madrid filmando y visité la feria de ARCO. Tenía un hueco en la agenda y fuimos a preguntarle a la gente qué pensaba que era el arte, porque lo que yo había visto ahí era horrible. La idea era ver qué nos decían. Cuando escuché las respuestas me di cuenta de que había material para algo mucho más interesante”, relató Jato.
En el filme, el cineasta abre con una pregunta difícil de responder, incluso para quienes se dedican al mundo del arte: ¿Qué es el arte? Y el mismo contesta: “Está claro que no importa qué tanta definición intelectual pueda tener una obra o qué tantas explicaciones me den al respecto. Si no me llega al corazón o no siento nada cuando veo una obra, no es arte. El verdadero arte me tiene que llegar al corazón, no a la cabeza”.
¿Arte o fraude?
Uno de los puntos centrales en El Espejo del Arte es si lo que hacen famosas personalidades como Damien Hirst o Gabriel Orozco puede ser calificado en realidad como arte o es un simple fraude que se hace pasar por algo intelectual.
“Acaba de ocurrir hace poco en el Museo Tamayo, con la exposición de Yayoi Kusama, que en lo personal se me hace un fraude espantoso. Sin embargo, el museo recaudó mucho dinero con ella. Pero en realidad el artista no tiene la culpa. Si a mí me dan 10 millones de dólares por poner mi bote de basura en una exposición, encantado se los acepto. El problema son las galerías, que manipulan todo eso como un negocio y nada más. Quieren ganar dinero sin importarles un rábano el arte”, asegura el realizador.
Otra de las partes controvertidas de su trabajo es cuando señala y cuestiona la existencia de mafias dentro del mercado mundial del arte y la manera como manipulan los precios de las obras, que pueden llegar a cantidades de cientos de millones de dólares.
“Dicen que no, pero todo mundo sabe que los precios están amañados. El mundo del arte es muy pequeño, y antes de estrenar el documental ya tenía yo comentarios en Facebook donde me echaron bronca. Un curador en especial me dijo que lo que puse en el mismo era falso, que era mentira, pero él fue entrevistado para el documental. Por eso en Facebook vamos a publicar las entrevistas completas, para que la gente las vea y saque sus propias conclusiones”, informó, al tiempo que señaló que su “atrevimiento” le hizo más complicado el poder realizar el documental.
“La mayoría de la gente me ha rechazado las entrevistas. Quise entrevistar a Gabriel Orozco, pero ha sido imposible. Y como él mucha otra gente. Al principio no tuve tanto problema, pero cuando supieron de qué iba el documental, incluso hasta se levantaron a media entrevista y se fueron”.
Disponible para todos
Con la firme intención de hacer que su trabajo genere polémica e inicie una discusión a varios niveles, Jato señaló que lo ofrece de manera gratuita a cualquier institución que lo quiera tener y proyectar.
“El documental lo estamos ofreciendo de manera gratuita a todas las instituciones culturales dentro y fuera del país. Universidades, museos… cualquiera que lo quiera o puede tener de manera gratuita. Y lo hago porque creo que la cultura tiene que ser algo vivo, que no esté encerrado en una caja, porque quiero que la gente lo vea, lo discuta, que los alumnos tengan un debate sobre el tema. En la Cineteca Nacional estará un par de meses, pero después no lo sé. Estamos negociando, pero nos está costando mucho trabajo colocarlo”, expresó.
Finalmente, el cineasta señaló cuál es, para él, la fuente de toda esta sobrevaloración en el arte contemporáneo.
“El problema no es del mundo del arte, sino del mundo en general. La avaricia, que se ha adueñado de todo, se ha comido la cultura como si fuera un caramelo. Todo el mundo, en todos sentidos, está en manos de gente que lo único que quiere es más dinero y le importa un rábano el cómo conseguirlo. Estamos en manos de contables, de tecnócratas que solo ven qué tan rentable puede ser o no el arte”.