DUBLÍN. Los colegios electorales cerraron hoy en Irlanda tras 15 horas de votación en el referéndum sobre la legalización del matrimonio homosexual, con un alto índice de participación que podría situarse entre el 50 y el 60 %, según la cadena pública RTE.
Al cierre de los centros de votación a las 21:00 hora local, la RTE informó de que la afluencia a las urnas del poco más de tres millones de irlandeses con derecho a voto fue “inusualmente alta” durante las últimas horas de la jornada.
El recuento de los votos de la consulta comenzará mañana a las 08:00 horas GMT y a mediodía se podría conocer ya resultados provisionales, si bien los definitivos se anunciarán entre las 15:00 y 17:00 horas, siempre y cuando no se soliciten recuentos.
También hoy, los irlandeses participaron en otro referéndum para decidir si se rebaja desde los 35 hasta los 21 años la edad mínima para ser presidente de la República, un cargo principalmente representativo, y su resultado se conocerá el domingo.
En principio, la alta participación en el plebiscito sobre el matrimonio gay beneficia a sus partidarios, a los que las encuestas han venido otorgando durante la campaña una cómoda victoria.
No obstante, los sondeos también detectaron un avance de sus detractores durante las últimas semanas, así como la existencia de un alto porcentaje de indecisos, casi un 25 % que podría ser decisivo para el resultado final si ambas posturas están más igualadas de lo previsto.
En los dos últimos plebiscitos, solo un 33 y un 39 % del electorado acudió a las urnas para pronunciarse en 2012 y 2013, respectivamente, sobre la reforma de la Ley del Menor y la abolición del Senado.
En la papeleta del referéndum de hoy, el electorado debía contestar hoy con un “sí” o un “no” a la propuesta del Gobierno irlandés, de coalición entre conservadores y laboristas, sobre si el “matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo”.
Esa es la frase que el Ejecutivo, que contó con el apoyo de todas las fuerzas políticas nacionales, quiere añadir al artículo 41 de la Carta Magna para proteger constitucionalmente los derechos de la parejas del mismo sexo y equipararlos a los de los matrimonios convencionales.
Por contra, los detractores, entre los que figuran grupos antiabortistas, ultraconservadores y la Iglesia católica, sostienen que estas uniones atentan contra los valores de la familia tradicional y que modificarán radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionarán los derechos del menor.
La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero elude calificar a esas uniones de “matrimonio”.