BRASILIA. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, viajó hoy a México, donde mañana se entrevistará con su homólogo Enrique Peña Nieto, en el marco de la que será su primera visita de Estado a ese país.
Brasil y México constituyen las dos principales economías de América Latina y el viaje de Rousseff, según han adelantado fuentes oficiales, tendrá un contenido netamente comercial y económico.
El intercambio comercial entre ambos países alcanzó el año pasado cifras en torno a los 10,000 millones de dólares, escasas en opinión de ambos Gobiernos y poco ajustadas al tamaño de ambas economías.
“El objetivo de la visita será identificar nuevas perspectivas en la relación bilateral, con el foco puesto en aumentar el intercambio comercial, fomentar la integración productiva y promocionar las inversiones”, dijo el subsecretario para Suramérica, América Central y el Caribe de la cancillería brasileña, Antonio Simoes.
El propio Peña Nieto confirmó esas intenciones en una entrevista publicada este domingo por el diario Folha de Sao Paulo.
“Queremos darle un nuevo impulso a la relación” bilateral, dijo el presidente mexicano, quien subrayó su interés en “profundizar el intercambio comercial y las inversiones bilaterales”.
Según Peña Nieto, México “está consolidando una relación fuerte y una integración económica profunda con América Latina”, pues “el libre comercio, la libre movilidad de las personas y los capitales y la integración productiva son esenciales para toda la región”.
Durante la visita de Rousseff, ambos países firmaran un acuerdo para promocionar y facilitar las inversiones mutuas, confiados en que una mejoría en ese apartado ayudará a reforzar el intercambio comercial.
En el capítulo de inversiones, hay un notorio desequilibrio entre los casi 30,000 millones de dólares que las empresas mexicanas han colocado en Brasil y los 2,000 millones de dólares que compañías brasileñas mantienen en esa nación norteamericana.
La inversión brasileña en México, además, está concentrada en solamente dos proyectos, uno desarrollado por la empresa Braskem en el estado de Veracruz y otro encabezado por la siderúrgica Gerdau.
Además del acuerdo sobre inversiones, serán suscritos un convenio sobre servicios aéreos y otro que apuntará a promocionar el turismo bilateral.
México tiene un especial interés en fomentar el turismo bilateral y sacar más provecho de un acuerdo firmado en 2013 con Brasil, que eliminó la necesidad de visados para ciudadanos de ambos países.
Pese a esas facilidades, México recibió el año pasado unos 300,000 turistas brasileños, lo cual representa solamente el 1 por ciento del total de extranjeros que visitaron el país.
Durante su estancia en México, Rousseff también participará en un seminario que reunirá a empresarios de ambos países.
Según fuentes oficiales, el sector privado brasileño desea más facilidades para exportar hacia México y demanda la revisión de algunas barreras comerciales que impone ese país, lo cual pudiera ser negociado en el marco de la visita de Rousseff. DM