WASHINGTON. Luis Almagro participó como canciller de Uruguay en el impulso de nuevas alianzas en América Latina y ahora, a punto de asumir como nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), defiende que no debe haber competencia, sino colaboración entre todos los organismos.
“La OEA tiene que trabajar con todas y cada una de esas iniciativas. Esto no es una competencia entre diferentes organismos. Todas estas iniciativas son herramientas, no son un fin en sí mismo. Esto también vale para la OEA. Somos un instrumento, el único que agrupa a todos los países, ese es su valor diferencial”, consideró Almagro en una entrevista con la agencia EFE.
El político uruguayo relevará hoy al chileno José Miguel Insulza, que en sus diez años al frente de la OEA ha asistido a la formación de nuevas alianzas regionales en ascenso como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
“El continente ha mostrado en los últimos años un marcado dinamismo en materia de desarrollo de iniciativas de integración, tanto a nivel económico como a nivel político”, observó.
Almagro asume la Secretaría General de la OEA en un momento de fuerte división entre sus miembros sobre el papel que debe desempeñar la organización, debilitada y en crisis financiera, en el marco de las nuevas alianzas regionales.
“La legitimidad y relevancia de las organizaciones se construyen con trabajo, acciones y resultados. Ese es nuestro compromiso, trabajar para desarrollar la Visión Estratégica que la OEA ya aprobó en la cual se priorizan cuatro grandes pilares: Derechos Humanos, Democracia, Seguridad y Desarrollo Integral”, afirmó.
La OEA que recibe Almagro acusa también una polarización inédita que dificulta los consensos y el recelo de algunos de sus países miembros, con Venezuela y Ecuador a la cabeza, que siguen viéndola como un organismo dominado por EU, pese a que este país ha perdido su antigua hegemonía.
“La guerra fría ha quedado atrás, lo dijimos en nuestra campaña, lo mantendremos en la acción. Debemos reconocer que somos un continente con una importante diversidad étnica, política y cultural”, defendió Almagro.
“En lugar de enfrentar o confrontar entre las diferentes posiciones, debemos fomentar el diálogo y la fertilización cruzada de las ideas. Todos podemos aprender de todos, sin hegemonías, sin subordinación, con respeto y tolerancia por las ideas del otro”, añadió.
Venezuela y Ecuador también han protagonizado relevantes rupturas en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, con la salida del primer país de la Corte (CorteIDH) en 2012 y la repetida ausencia de Ecuador de las sesiones de la Comisión (CIDH).
Preguntado por esta cuestión, Almagro recuerda que la CIDH es un órgano autónomo y, por tanto, “no corresponde al secretario general enfrentar esos cuestionamientos, analizar las debilidades o proponer soluciones”.
“No obstante, sí podemos plantear un mejor relacionamiento y mayores sinergias, respetando siempre la autonomía de la CIDH. Pero para eso es necesario que la Secretaría General tenga capacidades propias e independientes en materia de acceso a derechos”, apuntó.
Su equipo quiere desarrollar un área de Derechos y Democracia en la Secretaría General, que analice la situación en materia de acceso a derechos en los países y en el hemisferio, que pueda asesorar al secretario general y que “desarrolle capacidades para identificar oportunidades de desarrollo de iniciativas hemisféricas”.
Junto a estos retos está el de encontrar una solución al crónico problema financiero que arrastra la OEA debido fundamentalmente a los retrasos en el pago de las cuotas de los propios países miembros, que obligan a recurrir constantemente al crédito.
“Este problema debemos enfrentarlo generando un excedente que permita recomponer el fondo de reserva para eventuales situaciones de iliquidez. Para ello debemos realizar una priorización de mandatos y actividades y buscar ahorros en las actividades no prioritarias”, propone Almagro.