Incluir en los planes de estudio las ciencias de la computación es algo en lo que todo el mundo está de acuerdo, dado el mundo tan tecnologizado en el que vivimos. Ahora bien, aterrizarlo en los procesos educativos es una asignatura pendiente en el sistema.

 

Hay una razón poderosa que influye en ello: todavía no se diferencia entre las tecnologías de la información y las ciencias de la computación como tales.

 

ESPECIAL_Ciencia y tecnología

 

 

Si las tecnologías de la información se ocupan de la aplicación de los sistemas informáticos para resolver problemas, por otro lado, las ciencias de la computación tratan de comprender y explorar el mundo que nos rodea, en términos computacionales.

 

Lo que implica esta diferencia es que hay que desechar la visión de ver las tecnologías como una herramienta en la aplicación práctica, debiéndonos centrar en la conceptualización.

 

Es decir, los niños no debieran requerir la destreza en el uso de la tecnología sino la capacidad de conceptualizar ese aprendizaje. Si bien manejar hardware, software y diseño los prepara para un entorno laboral, lo esencial debe ser su capacidad para integrar nuevos aprendizajes porque lo aprendido en su conceptualización de la tecnología. Si preparamos a un niño así, será capaz de usar cualquier tecnología futura.

 

Si en la escuela sólo le enseñan que el conocimiento es algo instrumental, entonces, no tendrá la capacidad de integrar nuevos aprendizajes. Es claro, sería como ver a un adulto tecnológicamente analfabeto porque sólo sabe usar Google, cuando quizás ya no exista.

 

Por ello, al tratar el tema del papel de la tecnología en la educación, deberíamos aprender sobre cómo se da el aprendizaje en la infancia para propiciar esa habilidad, y no limitarlo a un uso exclusivo de herramientas tecnológicas.

 

Hay conocimientos que facilitan la consolidación de la capacidad de interaccionar con la tecnología y comprenderla, y que no se encuentran en sí en el aparato, sino en la capacidad de entender su naturaleza. Por ejemplo, de nada sirve usar Google si no entendemos como funciona su algoritmo, o en sus diferencias con otros sistemas de búsqueda.

 

Eso sería una aplicación de las ciencias de la computación: entender que éstas tienen una vigencia muy superior a la de los conocimientos sobre tecnología. La ciencia son conocimientos fundamentales de aplicación muy amplia, mientras que la tecnología son de tipo práctico relacionados con soluciones concretas basadas en la ciencia.

 

Además, lo que hay que procurar es que este conocimiento general, que le permita entender la base, el por qué de las tecnologías actuales para una mejor compresión y utilización de la tecnología futura sea un conocimiento significativo. Esto es, que sea un aprendizaje por recepción y descubrimiento significativo, como diría David Ausubel.

 

Este pedagogo estadunidense señala que lo ideal es que cada nuevo conocimiento se integre de manera significativa con aquellos conocimientos que ya hemos adquirido con anterioridad. Si bien interviene una aprendizaje donde la memoria tiene un valor, no es el único ya que se caería en repetir algo que no se comprende porque no se le encuentra una utilidad real. Por el contrario, se trata de usar un conocimiento en situaciones similares a las de la vida cotidiana y donde se podía deducir los significados principalmente por el contexto.

 

Por ello, el objetivo fundamental de la educación no debería ser formar personas para el mercado de trabajo con el manejo de la tecnología sino formar ciudadanos críticos que sepan desenvolverse adecuadamente en un mundo con multitud de desafíos. Un ciudadano que necesita de las nuevas tecnología para acabar por ejemplo, con la pobreza en el mundo. En algunos países europeos, como en Alemania, la formación para el mercado laboral empieza cuando el alumno ha terminado la educación obligatoria.

 

Esta formación combina la capacitación durante tres años en una escuela profesional con el trabajo remunerado en una empresa donde la persona ha decidido trabajar. Definitivamente, es más fácil trabajar en las grandes empresas tecnológicas como Google, Facebook o Apple que solucionar la crisis actual en México.