Los ingresos petroleros del sector público volvieron a sufrir un desplome, en esta ocasión de 43.7% anual en los primeros cuatro meses del año, lo que propició un déficit en las finanzas públicas por 121 mil 584 millones de pesos, el más alto desde que se tiene registro para un periodo similar, de acuerdo con el último informe de finanzas públicas de la Secretaría de Hacienda.

 

El declive petrolero se explica “por el menor precio de la mezcla mexicana que llegó a los 46.9 dólares por barril comparado con 92.3 dólares durante el mismo lapso de 2014, además de una menor producción petrolera de 7.4% con respecto al año anterior”, informó la dependencia un comunicado.

 

La caída en la plataforma petrolera –considerada por el Banco de México y Hacienda como una de las razones del magro crecimiento económico– fue compensada el balance público en parte por un aumento en la recaudación fiscal.

 

Estos ingresos tributarios no petroleros aumentaron 26.7% entre enero y abril de este año, con respecto al mismo lapso de 2014, y llegaron a ocupar casi el 83.5% de los recursos del gobierno federal, mientras que el petróleo pasó de aportar poco más de la tercera parte, a solo el 16.5%, lo que apunta a una menor dependencia de la actividad petrolera.

 

“Estos resultados se explican por el efecto de las disposiciones tributarias y su administración adoptadas como resultado de la reforma hacendaria –puesta en marcha desde el año pasado-“.

 

Sin embargo, Hacienda admitió que los ingresos tributarios del Gobierno Federal que solamente en el mes de abril, alcanzaron 113 mil 200 millones de pesos, incluyeron una aportación del Banco de México por 31 mil 400 millones, por concepto de remanentes en su operación, lo que dio un respiro a las finanzas públicas.

 

Además, el gobierno federal está cosechando los beneficios de haber eliminado el subsidio a la gasolina, a través de los ajustes a su precio –gasolinazos– que se implementaron desde el sexenio pasado.