WASHINGTON. En un fallo que podría darle la vuelta al mundo de la jurisprudencia, el alto tribunal de Estados Unidos se refirió a la conducta de Anthony Elonis, un hombre de Pensilvania que utilizó Facebook para colgar canciones de rap que contenían amenazas de muerte contra su mujer, así como comentarios sobre su deseo de disparar o herir a compañeros de trabajo, niños y hasta agentes de las fuerzas del orden.
Con siete votos a favor y dos en contra, los magistrados de la máxima instancia judicial del país revocaron la pena de cárcel a la que había sido condenado Elonis, al considerar que las letras de las canciones eran “ficticias” y no pretendían representar amenazas reales.
Al contrario, según los magistrados, los comentarios del acusado eran bromas protegidas por la Primera Enmienda de la Constitución estadunidense, que defiende el derecho a la información y la libertad de expresión.
Sin embargo, en el fallo, escrito por el presidente del tribunal, John Roberts, los jueces evitan pronunciarse sobre si se violaron los derechos de libertad de expresión de Elonis al condenarlo a prisión.
Los jueces se limitan a considerar que los abogados de la acusación no aportaron pruebas suficientes para probar que Elonis, de verdad, tenía intención de perpetrar las amenazas que contenían sus canciones de rap y, por tanto, su comportamiento era constitutivo de delito.
Elonis, que utilizaba el nombre artístico de Tone Dougie, había sido acusado del crimen federal de transmitir “cualquier comunicación que contenga cualquier amenaza (…) para herir a una persona”, cargo que puede ser castigado con hasta 5 años de cárcel y una multa de 250 mil dólares (alrededor de 3.7 millones de pesos).
Durante la vista de esa caso, que se celebró el pasado diciembre, la defensa de Elonis argumentó que sus comentarios formaban parte de una terapia que le ayudaba a lidiar con la ruptura de su matrimonio y su despido de un parque de atracciones en el que trabajaba.
Sin embargo, su mujer aseguró que los comentarios del acusado le hicieron sentir verdadero temor por su vida.
La Fiscalía consideró que despertar miedo y ansiedad en las personas contra las que profería amenazas debería ser suficiente para mantener la condena, más allá de cuáles fuesen las verdaderas intenciones del acusado.
Este caso había despertado notable expectación en Estados Unidos, al ser el primero que la máxima instancia judicial del país consideraba para definir la línea que separa, en Internet, las amenazas de la libertad de expresión.