Nueve gobernadores se jugarán, este domingo 7 de junio, su tranquilidad y su pellejo.
Rendir protesta como primeros mandatarios de sus distintas entidades los encumbró hasta convertirlos en una especie de Santa Closes con ínfulas de faraones, pero hoy están a unas horas de saber su futuro: la cárcel o gozar las mieles del retiro, saltar a una posición partidista, venir al gabinete federal o hasta sentirse presidenciables.
La verdad es que ninguno de los gobernadores salientes se antoja candidato en 2018 para suceder a Enrique Peña Nieto, pero en política no se puede descartar a nadie.
Lo que sí se puede mirar a corto plazo es que si gana el candidato independiente en Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz tendría que ser rescatado rápidamente por sus correligionarios en el DF, ya que habría elementos suficientes para iniciar procedimientos en su contra. Es más, se dice que existen expedientes abiertos de sus familiares más cercanos.
Y si gana El Bronco está claro el mandato: ir contra la corrupción del pasado y actuar en consecuencia.
¿Y qué sería del gobernador Guillermo Padrés si ganara Claudia Pavlovich? La verdad no la tendría nada sencilla el panista que tiene una guerra declarada contra Manlio Fabio Beltrones, todo el gobierno federal y no es muy querido en las oficinas de José María Rico (Eje 7, muy cerca de Avenida Universidad). Dejaría abiertas muchísimas heridas, muy difíciles de cicatrizar en tan pocos meses, antes de entregar el poder.
En las mismas está José Calzada, que presumía de ser el mejor calificado de los mandatarios y está a punto de perder la elección. Si se equivocó con Loyola o es muy aventado Pancho Domínguez, a estas alturas ya no importa. Lo único que le interesa a Calzada es que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación -hasta donde seguramente llegará esa contienda- se apiade de él.
Y así podríamos continuar con la situación personalísima del gobernador saliente de Colima, Mario Anguiano; Guerrero, Rogelio Ortega Martínez; Michoacán, Salvador Jara Guerrero y San Luis Potosí, Fernando Toranzo.
Los únicos que seguramente duermen tranquilos son los mandatarios de Campeche y Baja California Sur.
Los 887 alcaldes.- Estos presidentes municipales también se están jugando el todo por el todo; si ganan sus gallos y gallinas funcionaría su seguro de vida, pero salvo honrosas excepciones todos están más que preocupados. Algunos están a unas horas de convertirse en los villanos favoritos, después de casi tres años de ser los héroes de la película. Unos se dirán perseguidos, pero la verdad hay todo un listado de corruptelas cometidas por los primeros ediles salientes; ya lo verá. Algunos de ellos ya cargarán los peregrinos en las mazmorras.
Michoacán.- A pesar de que el ex presidente Felipe Calderón logró la candidatura primero para su hermana y después la apoyó de manera presencial y política, todo indica que culminará en un penoso tercer lugar. Y claro, denunciando un fraude electoral y todo que usted guste y mande. La verdad que el futuro de la Cocoa está decidido: regresar al Senado, donde la suplente Lizette Clavel -ex lideresa de los sobrecargos de aviación- ha hecho un discreto y elegante trabajo.
Santo Dominguez Tupuxtepec, Oaxaca.- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió una recomendación al ayuntamiento Mixe, por el caso de una mujer que fue obligada a dejar sus estudios para no perder la custodia de su hija. Claro, está acreditada la violación al derecho a la libertad, a la legalidad y la seguridad jurídica, así como al derecho a la educación y trato digno, atribuibles a los funcionarios municipales, en particular al alcalde.
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