La próxima semana, como todos los años, Apple llevará a cabo su congreso anual de desarrolladores, donde habitualmente la compañía suele hacer anuncios de nuevos productos, principalmente, programas o temas relacionados al desarrollo de software. Los rumores apuntan a que Apple podría anunciar la nueva versión de su sistema operativo para dispositivos móviles iOS9, aplicaciones para el Apple Watch, y el que será el anuncio estrella de concretarse, su nuevo servicio de música por streaming, que permitiría acceder a un número ilimitado de canciones por una renta mensual.
En otras palabras, Apple quiere competir con Spotify.
De acuerdo con reportes de los últimos dos años, las ventas de música por internet han tenido un declive en buena medida debido a la existencia de jugadores como Spotify. Si bien Apple cuenta con aproximadamente el 85% del mercado de descarga de música a nivel mundial, mismo porcentaje que Spotify tiene en sus manos en el servicio de suscripción mensual, las ganancias obtenidas por ese concepto en 2014 han presentado un decrecimiento de aproximadamente 200 millones de descargas menos vendidas en Estados Unidos, el mercado más importante a nivel mundial, con respecto a las vendidas en 2012 de acuerdo a un reporte de Nielsen, año en que el servicio alcanzó su pico de ventas más alto.
La apuesta de Apple, que evidentemente busca compensar esa pérdida de ingresos, y hacer frente a un rival que ha tomado protagonismo, lleva consigo variables filosóficas muy importantes para la empresa de la manzana.
En principio, pondrá en juego la apuesta de Apple por su ecosistema cerrado. La empresa californiana, basándose en una antigua estrategia de ser propietaria tanto de los equipos que desarrolla (hardware), como de los programas que en ella corren (software), ha apostado a la poderosa conexión emocional que sus iPod, iPad e iPhone han establecido con el consumidor final, para que sea en estos donde el consumidor viva sus experiencias digitales como ver una película, escuchar música, leer libros y descargar apps, pero no en otros entornos como por ejemplo, el de Android de Google, o Windows de Microsoft.
Esta apuesta de Apple, le ha sido rentable en una franja menor de usuarios con los que hoy cuenta (aproximadamente 15% del mercado de teléfonos inteligentes a nivel mundial, contra más del 70% que tiene Android), porque sus márgenes de utilidad en la venta de iPhone son altísimos, y porque se trata de usuarios de alto rango, buenos consumidores de productos (como la música) dentro de su ecosistema. Sin embargo, para retar verdaderamente a Spotify, Apple tendrá que salir de su ecosistema, y por eso es que, se presume, lanzarán su servicio también disponible en equipos con sistema operativo Android. Solo así podrá verdaderamente volverse masivo y retar a un contrincante que tiene un dominio de mercado importante.
Otro de los retos, vendrá en cuanto a la usabilidad de su sistema iTunes y en particular, de su servicio en la nube, crítico para una oferta como esta. Como usuario del iCloud, sigo pensando que se trata de una pesadilla, complicada de sincronizar en múltiples dispositivos, en contraste con una muy amigable interfaz de usuario que tiene Spotify y que te permite consumirlo fácilmente en múltiples dispositivos. Y más allá de la usabilidad, Apple tiene un tema de orgullo en esta competencia, pues es en el campo de la música donde gestó su renacimiento a principios de siglo: el iPod, iTunes, los lanzamientos exclusivos con U2, la relación de Jobs y compañía con múltiples bandas, el histórico rompimiento del paradigma con la música de The Beatles, que tardó años en estar disponible en iTunes, y más recientemente la compra de Beats, dan muestra de que Apple quiere seguir siendo identificado como líder digital en la materia. No se puede permitir que otro le arrebate el liderazgo en lo que a streaming de música se refiere.
Pero quizá el reto más significativo que tiene Apple, es que por primera vez se presenta como retador, y no como pionero. Al menos, en esta nueva era, nunca había tenido que saltar al ruedo contra un competidor que posee el 85% del mercado al que pretende conquistar.