“Una vez había tenido entre los dedos un velo tejido con hilo de seda japonés, era como tener entre los dedos la nada”, decía Alessandro Baricco en el íntimo relato con el que unió amor y erotismo para hacer un homenaje a uno de los tejidos más delicados que existen: la seda.
La historia del protagonista de la novela ha llevado a miles de lectores a trasladarse a una época en la que los hombres eran los encargados de viajar a países lejanos en busca de ricas telas. Sin embargo, ahora son muchas las diseñadoras que se han embarcado en la legendaria “Ruta de la Seda” para crear firmas de complementos.
Seductora y atractiva, elegante y lujuriosa. Procedente de países orientales como China, Japón o La India, la seda es un tejido “exclusivo” que requiere un trabajo “minucioso”, según ha explicado Julia Munilla, fundadora de la firma aragonesa de accesorios “Julunggul”, en una entrevista con Efe Estilo.
Fuente natural
Se trata de una fibra proteica “natural” producida por la crisálida del gusano asiático “Bombyx mori”, más conocido por “gusano de seda”, que ponen sus huevos en un papel especialmente preparado.
Cuando eclosionan, las orugas son alimentadas con hojas de morera, que hace que sean 10.000 veces más pesadas que cuando nacieron y ya son capaces de comenzar a hilar un capullo con movimientos de cabeza en forma de 8.
Durante los siguientes dos ó tres días la oruga gira alrededor de un millar de filamentos sobre sí misma y queda completamente encerrada dentro del capullo. A continuación, la mayoría los insectos son introducidos en agua hirviendo y retirados cuidadosamente de su capullo.
Por último, son cepillados para encontrar los filamentos del tejido y se enrollan sobre una rueda.
Como resultado se obtiene un telar “resistente” y con “magníficas propiedades térmicas”, algo que contrasta con su “delicadeza” y carácter “ligero”, afirma Munilla.
Arte en seda
Tantas son sus cualidades que, como asegura la diseñadora jiennense de piezas de seda, Pepitina Ruiz, “se llegó a cambiar lo que antes era la Ruta de las Especias por la de la seda”.
“Cuenta este tejido con tal exquisitez y un tacto tan especial que resulta muy agradable trabajarlo porque transmite energía positiva”, añade.
Otra de las peculiaridades de esta tela es que le “permite” a su “manipulador” pintarla como si fuera un “lienzo”. Sin ir más lejos, el taller de Pepitina Ruiz es un ejemplo de esta técnica artística: “se pinta un trozo de seda blanco con pinceles de la misma forma que un pintor lo desliza por un lienzo, un papel o una pared”, explica.
Y es que las marcas que hoy se hacen con metros y metros de seda son conscientes de que es un material que “pide” ser trabajado de forma “artesanal”, como explica Aránzazu Martínez, quien se “enamoró” del tejido en un viaje que hizo a La India y después creó la firma madrileña “Okkre”.
Martínez, quien afirma que detrás de cada pieza diseñada hay una “historia”, considera también que todo lo que está hecho “a mano” debería estar “más cerca” del “arte” que de la moda.
Con un brillo “excepcional”, esta tela cuenta con un movimiento “singular” y una fuerza “que no tienen los cuadros”, como asegura Pepitina Ruiz.
Y tan difícil fue para el comerciante de la fábula de Baricco la llegada a Japón como lo es el trabajo con este tejido tan único: “es necesaria una destreza especial para la seda, que es muy caprichosa y, en ocasiones, al teñirla, los colores se expanden a su antojo”, confiesa Ruiz.
Derrochando elegancia
Pañuelos, fulares, kimonos, vestidos, corbatas, abanicos, broches, collares o pulseras son algunos de los complementos que componen la amplia gama de opciones para los diseñadores, que ven en la seda una posibilidad para transformar por completo un “look”.
Julia Munilla, quien afirma que este material “realza” cualquier “outfit”, resalta dos de las características estrella de estos diseños: su colorido “brillante e intenso” y su posible uso tanto en verano como en invierno.
Lo cierto es que siempre se ha considerado un tejido acorde a los eventos “de noche”, pero resulta “fácil” trasladar un complemento elaborado con seda a los “looks” de día, según afirma Aránzazu Martínez, quien añade que, al combinarlo con prendas “casual”, puede llegar a lucir “mucho más”.
El secreto de la seda, que es sinónimo de “lujo”, reside en la posibilidad de tener una prenda “especial” en el armario. “La seda es arte para lucir. Que una persona vaya a un evento con una pieza comparable a un cuadro es increíble”, explica Pepitina Ruiz.
El hecho de que esté considerado como algo tan peculiar hace que las mujeres que lo adquieren tengan “mucho gusto”, una personalidad “fuerte” y, por supuesto, una inclinación por lo “original”, señala Martínez.
En cuanto a la edad, según afirma la creadora de “Okkre”, están empezando a consumirlo mujeres “más jóvenes”, aunque, normalmente, las clientas tienen “más de 25 ó 30 años”, matiza Munilla.
Tal y como se podría calificar a una obra de arte, ya sea un libro, un cuadro, una canción, una película o una función teatral, una prenda de seda es “atemporal” y “eterna”, como la define Julia Munilla.
Es la seda el regalo perfecto, tanto si se trata de un cumpleaños como si es para cambiar la vida de alguien. “Soy abogada, pero hace años sufrí un cáncer de mama y todo dio un giro para mí. Un día cayó en mis manos un trozo de seda y tuve un flechazo: me sirvió para convertir mi sufrimiento en arte”, concluye Pepitina Ruiz.