PARÍS. El copiloto que estrelló un avión de Germanwings tenía problemas de la vista y temía quedar ciego, y algunos médicos que lo vieron pensaban que no estaba en condiciones de volar pero no lo reportaron a la aerolínea debido a las leyes alemanas sobre la confidencialidad de los pacientes, informó un fiscal el jueves.

 

El fiscal de Marsella, Brice Robin, dijo el jueves a la prensa en París que el copiloto Andreas Lubitz visitó a siete médicos un mes antes de la tragedia aérea del 24 de marzo, incluyendo tres citas con un psiquiatra.

 

Robin indicó que algunos médicos consideraron que Lubitz era psicológicamente inestable, y otros que era incapaz de volar, pero “lamentablemente que la información no se difundió debido al secreto médico”.

 

En Alemania, los médicos se arriesgan a ir a prisión si revelan información sobre sus pacientes a menos que haya evidencia de su intención de cometer un delito grave o daño a sí mismos.

 

Por otra parte, familiares de las víctimas se entrevistaron el jueves en París con los investigadores del caso, en la misma semana en que los primeros restos de las víctimas fueron devueltos a su familia. Todas las 150 personas a bordo murieron cuando se estrelló el avión el 24 de marzo.

 

Escoltados por guardias de seguridad y policías, los familiares partieron de un hotel en París en cuatro autobuses para reunirse con el fiscal Robin y otros funcionarios franceses.

 

El abogado alemán Peter Kortas, cuya firma representa a los familiares de 34 víctimas, dijo que las negociaciones con Germanwings acerca de la compensación comenzaron hace varios días. Las familias también buscan explicaciones sobre la demora en la entrega de los restos de las víctimas.

 

“En este momento no hay nada más importante que el hecho de que los restos serán devueltos a sus familias”, afirmó. “Han pasado ya más de dos meses y medio, de modo que es necesario restañar las heridas”.

 

“La pérdida de los familiares debe ser compensada con una adecuada suma de dinero”, agregó. “Hay dos puntos en estas negociaciones: primero las pérdidas materiales y segundo la compensación por el padecimiento”.

 

Los fiscales franceses y alemanes sostienen que Lubitz intencionalmente estrelló el vuelo 9525 en los Alpes franceses en ruta de Barcelona a Dusseldorf. Las autoridades alemanas dijeron que sufrió depresión en el pasado y que había investigado métodos de suicidio.

 

El primer entierro se aguarda para el viernes. Casi la mitad de las víctimas eran alemanas, 47 españolas y el resto de 17 nacionalidades.

 

En Alemania, un convoy de carrozas fúnebres trasladó los restos de un grupo de estudiantes de secundaria y sus profesores al pueblo de Haltern.