HOUSTON. La diferencia entre los Warriors de Golden State y los Cavaliers de Cleveland es que los californianos está jugando como un equipó, tal y como advirtió Stephen Curry para el quinto partido. Y el resultado fue una contradicción en el mundo del deporte, porque no existen muchos casos en los que un astro genera una actuación descomunal y aun así su equipo pierda.
Tal fue el caso de los Cavaliers de LeBron James, que están en la lona, 3-2 abajo en la serie. No es poca cosa el número. Los últimos 13 equipos que estuvieron en esa situación, perdieron la Final. ¿Qué si no tenían a un jugador como LeBron? Puede ser, pero enfrente Golden State tiene a Stephen Curry.
Además de jugar como equipo, los Warriors también tuvieron en Curry al líder y figura que aportó 37 puntos, incluidos siete triples, que lo hicieron surgir en los momentos decisivos del cuarto periodo cuando Golden State rompió el marcador a su favor.
El líder encestador de los Warriors se convirtió en el quinto que anotó 17 tantos en el cuarto periodo de un partido de las Finales de la NBA en los últimos 40 años.
Los otros fueron Shaquille O’Neal (2000 Lakers), Dwyane Wade (2006 Heat), Russell Westbrook (2012 Thunder) y Kevin Durant (2012 Thunder).
“Hemos trabajado todo durante toda la temporada para estar en la actual situación, la de tener la ventaja de 3-2 en la serie y llegar a Cleveland con todas las posibilidades de acabarla”, destacó Curry, que empata con Ray Allen como segundo jugador con más triples encestados en las Finales de la NBA, al llegar a los 22 y está a sólo cuatro de superar al escolta Danny Green, de los Spurs, que tiene 26 y es el líder.
Ahora, los Warriors, como había adelantado también Curry están con todo a su favor para asegurarse el título de liga, pero antes tendrán que ganar un partido más, que puede ser el del martes cuando en el Quicken Loans Arean, de Cleveland, se enfrenten de nuevo ambos equipos.
Que hombres como el escolta Andre Iguodala se mantenga clave en todas las facetas del juego y especialmente en el marcaje a James, al que al final agota y le recuerda que el sólo contra el mundo no es posible por muy bueno que sea.
La esperanza de los Cavaliers es que al concluir el partido, James reiteró que “soy el mejor del mundo” y con él todo puede suceder, aunque frente a un verdadero equipo como los Warriors y una figura de la clase de Curry, esa condición, tal vez en esta ocasión, pro frustrante que termine resultándole, puede que no signifique que pueda ganar un título de liga de la NBA.