Y Colombia despertó. Lo hizo en el mejor momento, ante un Brasil demasiado tieso, lejano del “jogo bonito”, amarrado al general Dunga, al que no le fue suficiente tener el genio de Neymar para evitar la caída de 1-0, en el Estadio Monumental David Arellano.
Desde que Dunga empezó a dirigir a Brasil se le podía decir adiós, al menos a la intensión del juego bonito. Ayer la Verdeamarela era la que proponía el juego lento, el amarre, el freno a la velocidad, porque en el vértigo vaya que los colombianos llevan mano frente a un Brasil chato, de un Fred intrascendente, un Coutinho sin peso, y toda la responsabilidad tirada sobre un chico de 23 años, llamado Neymar.
Colombia es lo contrario; Teofilo Gutiérrez, Radamel Falcao, James Rodríguez, puro atrevimiento, incluso para dar envidia a la más ganadora selección en Copas del Mundo, aunque no así en el torneo sudamericano.
Por eso el primer tiempo estuvo tan sucio, con faltas repartidas aquí y allá, de amonestaciones repartidas como tarjetas de navidad para los hombres de Dunga, incluido Neymar.
Colombia fue mejor que la Canarinha y lo corroboró cuando se fue arriba en el marcador gracias a un balón en el área brasileña, en el que Alves falló y dejó listo para que Jeison Murillo anotara la ventaja para el cuadro de Pekerman, al minuto 36 del duelo.
Y entonces vino lo mejor del cuadro cafetero, que no se fue al descanso con ventaja más amplia porque Teo Gutiérrez no supo resolver un servicio de Falcao, y porque Cuadrado no tuvo puntería en un servicio de gol de James.
Lo peor cuando Brasil se disfraza de rompehielo es que a sus jugadores parece se les olvida que en su naturaleza está el ser finos. Para muestra Fermino y la que se perdió ante el error del arquero Ospina que ya se cantaba en la tribuna como el empate brasileño.
Y así se extinguió el tiempo, a Colombia le alcanzó con lo mínimo ante un Brasil sin imaginación ni recursos.
Murillo se encuentra el balón
Jeison Murillo se encontró el balón, como en un penal en movimiento, llegó el colombiano para abrir el marcador a los 37 minutos de un cerrado primer tiempo.