ATENAS. Un día antes de la reunión en la que los líderes de la eurozona tratarán de buscar un acuerdo que impida la quiebra de Grecia, el ministro de Finanzas heleno, Yanis Varoufakis, recordó a Angela Merkel que de ella depende el futuro de Europa. Así, confirma el ministro lo que es secreto a voces, Merkel puede descifrar la salida política de Grecia del callejón en el que se encuentra.
“La canciller alemana se enfrentará hoy a un dilema: cerrar un acuerdo honorable o escuchar los cantos de sirena de aquellos dentro de su gobierno que la animan a tirar por la borda el único Gobierno que puede llevar al os ciudadanos griegos por el camino de las reformas auténticas. Mucho me temo que la elección es suya”, remató Varoufakis en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Varoufakis recordó que el día que juró el cargo de ministro prometió no aceptar préstamos impagables, tal y como lo hicieron sus antecesores, y dejó claro que su Gobierno llegará a Bruselas con la intención de cerrar un acuerdo “siempre y cuando no se nos pida que hagamos lo que ya hicieron los anteriores gobernantes griegos: aceptar nuevos créditos bajo condiciones que ofrecen muy poca esperanza de que podamos devolver las deudas”.
Por su parte, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, presentó la nueva, y al parecer última propuesta de reformas al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, François Hollande, para tratar de lograr “un acuerdo mutuamente beneficioso”.
“El primer ministro presentó a los tres líderes la propuesta griega para un acuerdo mutuamente beneficioso, que dé una solución definitiva y no un aplazamiento de la solución al problema”, informó la oficina de Tsipras en un comunicado.
El jefe del Gobierno griego, según la nota, ha informado de sus conversaciones telefónicas con los mandatarios europeos al Consejo de Ministros, que se reunieron al medio día, y por la tarde salieron hacia Bruselas para asistir hoy a la cumbre europea sobre Grecia.
El nuevo plan de Grecia mantiene los tres tipos del impuesto sobre el valor añadido (IVA), el 6.5%, el 13% y el 23%, propuestos con anterioridad, a diferencia de los dos que defienden las instituciones acreedoras.
Pero esta vez Atenas estaría dispuesta a cambiar la imposición sobre algunos alimentos o los hoteles para aumentar los ingresos fiscales, como piden sus acreedores, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
En cuanto a las pensiones, que es junto al IVA una de las cuestiones en que existen los mayores desacuerdos, el Gobierno estudiaría abolir las jubilaciones anticipadas a partir del próximo año, lo que ahorraría unos 200 millones de euros, así como reducir las pensiones complementarias más elevadas.
En una entrevista con el diario Ethnos, Pappás se mostró convencido de que se llegará a un acuerdo “respetando las leyes, la democracia y la cohesión social”.
Afirmó que Grecia busca una solución que permita volver al crecimiento dentro del euro y sin repetir los errores del pasado y agregó que el Gobierno no solo pide un acuerdo: “Pedimos una solución. Para que haya un acuerdo, debe ser beneficioso para el pueblo”.
“La restauración de los derechos laborales, la oposición a recortar los salarios y las pensiones, nuestra liberación de la política de austeridad catastrófica y un tratamiento integral del problema de la deuda han sido y siguen siendo nuestras líneas rojas”, subrayó el ministro.