Por amenazas del crimen organizado, Coca Cola cerró definitivamente su depósito en Arcelia, Guerrero, finiquitanto a más de 120 empleados, varios de ellos con más de 20 años de trabajar.
La empresa FEMSA oficialmente cerró sus actividades y anunció que no abrirá más el depósito, desde el que distribuía Arcelia y varias comunidades cercanas, luego de lograr un acuerdo con todos los empleados.
En julio de 2014, la empresa cerró sus actividades debido a que el crimen organizado le cobraba cerca de 10 millones de pesos de cuota por permitirles trabajar, de acuerdo a versiones de empleados.
El 4 de agosto del año pasado, la empresa, a pesar de las amenazas decidió poner a funcionar sus camiones a repartir en los pueblos, pero fueron secuestrados y aparecieron quemados, los empleados no sufrieron ningún daño pero las unidades fueron destruidas como una seña de que no podían seguir trabajando si no pagaban la cuota correspondiente.
En febrero de este año, Coca Cola suspendió sus actividades en el centro de distribuición de Chilpancingo debido al saqueo de camiones y a que las autoridades no pueden garantizar la seguridad de sus unidades.
“Esta es una señal de alarma que dan los empresarios por el alza en los robos por la desazón que abunda. Una cosa son los crímenes de un presidente municipal que está involucrado en la desaparición de normalistas, pero otra es que el Estado ceda ante las presiones de pseudo maestros y se mantenga un clima de impunidad”, dijo a este diario, Oliver Ambía, director académico del Departamento de Finanzas del ITESM Santa Fe.
Con información de Radio Fórmula y El Sur