Cualquier adjetivo menos “terso” podría describir el encuentro entre Emilio Chuayffet Chemor y legisladores federales. De hecho, podría decirse que fue hosco, encendido, ríspido en momentos e, involuntariamente, divertido en otros. Pero fácil no. Por primera vez en 23 días, el secretario de Educación Pública salió raspado al explicar por qué decidió suspender la evaluación magisterial y admitir, más a fuerza que de ganas, que cometió un error.
La reunión en el Senado inició tarde. De estar programada al mediodía, se recorrió 46 minutos porque la comparecencia previa del INEE tardó en acabar. Como exige el protocolo en estos actos de Gobierno, una comisión de legisladores escoltó a Chuayffet a la sala de la Comisión Permanente.
El ambiente se sentía tenso pero cuando llegó Chuayffet se veía casi relajado. Experto en el ruedo, el también ex secretario de Gobernación está acostumbrado a torear suspicacias, si no con muy buen semblante, al menos con la piel gruesa de quien lleva más de la mitad de su vida en estas lides.
Primero se tomó más de 15 minutos para repetir su explicación de cómo fueron las entidades, y no la dependencia a su cargo, las responsables de haber suspendido la evaluación y la respuesta fue dura: críticas de Manuel Bartlett (PT), Danner González Rodríguez (MC) y un espaldarazo de Gerardo Flores Ramírez (PVEM).
Hasta ahí todo iba bien y el secretario recibía críticas y halagos con la barbilla apoyada en el dorso de la mano, el dedo medio guardándole la boca en perfecta “L”; se arremolinaba en su asiento ante las críticas de Miguel Alonso Raya (PRD) pero quien en realidad le cambió la expresión fue el guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks, presidente de la comisión de Educación en el Senado.
De Chuayffet Chemor se conoce la predilección por terminar sus discursos y presentaciones con frases de pensadores, filósofos y los grandes hombres que han construido este país; entre quienes más admira: Jaime Torres Bodet, José Vasconcelos y Jesús Reyes Heroles.
Por eso, cuando el guanajuatense Romero Hicks los utilizó a todos para reclamarle la falta de resultados, su ausencia de la discusión, la “inverosimilitud” de la versión de la dependencia para explicar la suspensión de la evaluación, Chuayffet -antes sereno, burlón e impaciente- cambió varias veces el gesto: ahora entornando los ojos, ahora cubriéndose la boca con el dedo medio, se sentó casi al filo de su silla, el gesto adusto, la boca apretada, la mirada caída.
“Secretario: la secretaría de hoy no es la de Vasconcelos”, le dijo primero y momentos después lo remató con el cierre de su discurso, “cito a uno de los clásicos que usted invoca, diría don Jesús Reyes Heroles: hay dos clases de funcionarios: los que explican y los que resuelven”. Chuayffet calló.
Durante toda la comparecencia los legisladores del PRI y del PVEM no dejaron de mostrarle su apoyo y de señalar cómo durante los dos gobiernos federales administrados por el PAN no se logró concretar la reforma educativa y se dio más poder a la ex presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, hoy presa. También le hicieron preguntas a modo, le pusieron el balón.
Pero Chuayffet no parecía satisfecho y repitió cuando menos tres veces el nombre del senador Romero Hicks en sus alocuciones, como esperando el momento del debate; pero el panista no le dio la oportunidad y limitó sus intervenciones a la representación del grupo partidista: esas no reciben retroalimentación.
Después de casi cuatro horas terminó la reunión. Chuayffet pidió unidad en torno a la reforma educativa y salió de la sala. Ya no se detuvo ni para dar sus impresiones de su comparecencia a los reporteros de la fuente. El secretario de Educación Pública no respondió ni un cuestionamiento más.
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