ATENAS. Los temores por el futuro de Grecia se agigantaron el sábado, y la gente hacía cola en los bancos para retirar dinero después que el llamado del premier Alexis Tsipras a un voto popular sobre la propuesta de plan de rescate acrecentó el riesgo de que el país salga del euro.
El llamado a votar es una jugada de gran riesgo en el enfrentamiento entre Grecia y sus acreedores sobre las condiciones para dar al país mayor apoyo financiero. El programa de rescate caduca el martes, y después de esa fecha no se sabe si los bancos podrán evitar el derrumbe.
El parlamento fue convocado para debatir y votar a medianoche sobre la propuesta del gobierno de efectuar un referendo, al tiempo que los ministros de hacienda de los 19 países del euro, los principales acreedores de Grecia, se reunían en Bruselas a analizar la situación.
Medio centenar de personas visiblemente nerviosas aguardaban en las primeras horas de la mañana en las puertas de la sucursal del Banco del Pireo en el centro de Atenas, uno de los pocos que abren los sábados, pero que finalmente no abrió. Una anciana en la cola se desmayó.
En toda Atenas, la gente acudió a los cajeros automáticos poco después que el primer ministro Alexis Tsipras anunció el referendo, minutos después de la 1 de la mañana, hora local. La disponibilidad de efectivo en los cajeros era muy variable, pero el Banco de Grecia aseguró en un comunicado el sábado por la tarde que no se interrumpiría el abastecimiento de papel moneda a los cajeros.
Según documentos del parlamento, en el referendo los ciudadanos votarán sobre una propuesta de reformas económicas formulada por los acreedores el jueves. El gobierno griego la rechazó por considerar que impone recortes demasiado onerosos a la población.
El gobierno dijo que recomendará el voto por el “no”. Lo que sucedería en ese caso —si Grecia debería abandonar el euro o tratar de renegociar los plazos con los acreedores— no está claro.
Funcionarios de la eurozona se mostraron abiertamente decepcionados por la medida griega y abiertamente pesimistas.
“Estoy muy decepcionado”, dijo Jeroen Dijsselbloem, el holandés que preside las reuniones de los ministros de hacienda de la eurozona. “Después de nuestra reunión anterior, la puerta seguía abierta de nuestro lado, pero se ha cerrado del lado griego”.
El ministro de Hacienda de Finlandia, Alexander Stubb, dijo que la eurozona debe discutir la salida griega de la moneda común: “Creo que es la única opción a discutir porque no hay nada más sobre la mesa”.
Si los políticos europeos aceptaran que no se puede acordar un rescate con Grecia, el Banco Central Europeo podría poner fin al crédito de emergencia al que tienen acceso los bancos griegos. Los bancos se derrumbarían y el gobierno griego tendría que sostenerlos. A falta de fondos, tendría que imprimir moneda, lo cual significaría efectivamente el retiro del país de la unión monetaria.