Mucho se ha especulado sobre los efectos de la crisis griega. A continuación, algunos de ellos:
¿Afecta a México? Por el lado comercial no habrá impacto. México y Grecia tuvieron en 2014 un comercio que no superó los 233 millones de dólares, lo que representa 0.4% del comercio mexicano con los 19 países de la eurozona (todos los datos que aquí presento tienen su fuente en el Banco de México). Alemania, con quien México tuvo una relación comercial de 17 mil 264 millones de dólares es, por mucho, el principal socio y representa 31% del comercio total mexicano con el Eurogrupo; le siguen España (19.6%), Italia (12.6%), Países Bajos (10.9%) y Francia (9.9%). Es más, el comercio mexicano con Luxemburgo supera al griego; en 2014 fue de poco más de 254 millones de dólares, 0.46%.
El comercio con el Eurogrupo ascendió el año pasado a los 54 mil millones de dólares. Para cerrar el círculo de la dimensión comercial, con Estados Unidos el monto superó los 318 mil millones de dólares, 5.8 veces más que con el Eurogrupo. Si triangulamos el comercio México-Grecia-Estados Unidos nos topamos con que en 2014 el comercio con Estados Unidos fue mil 374 veces mayor que el monto comercial que tuvimos con Grecia.
Nuestra balanza con Grecia es deficitaria, le importamos poco más de 201 millones de dólares y le exportamos 31 millones. Entre los productos que le importamos destacan hojas para afeitar, mármol, libros, aluminio y fibras sintéticas. Todos son sustituibles en otros mercados.
En donde ya se siente el impacto es en el precio del dólar. La moneda refugio eleva la demanda, y por ende su precio.
La confianza, otro elemento que se integra a las bolsas financieras, también sufre deslices. La entropía financiera ya no debería de sorprendernos, y sabemos que la única forma de minimizar el riesgo es la diversificación comercial. La Unión Europea está más protegida que hace cinco años.
¿Qué gana o pierde Alex Tsipras convocando el referéndum? El primer ministro griego ha dado muestra que las múltiples negociaciones con la Troika han acabado por reventarlo. Uno más. Así sucedió con Yorgos Papandréu quien tuvo la mala idea de convocar un referéndum para “lavarse las manos” frente a la sociedad. El 6 de noviembre de 2011 presentó su renuncia y en Grecia no hubo referéndum.
Tsipras ha decidido inmolarse el sábado pasado. Ahora se ha convertido en un cartucho quemado. Porque si gana el Sí al acuerdo con la Troika, el próximo domingo, el primer ministro comprenderá que su propuesta a la Troika fracasó. Hay que recordar que Tsipras ganó las elecciones con menos de 40% de los votos y en el Parlamento su partido de extrema izquierda, Syriza, tuvo que hacer una alianza con un partido de extremo nacionalismo. Tsipras, bajo este escenario, perderá credibilidad entre los políticos europeos y no tendrá otra salida que convocar elecciones.
Si del referéndum gana lo que defiende Syriza, es decir, el No a la propuesta de la Troika, entonces Tsipras subirá un escalón político para precipitarse de manera inmediata en el tema económico. Con el dracma como moneda, la crisis económica que tendrá que gestionar será mayor a la que vive actualmente. ¿De dónde sacará dinero para pagar las pensiones de griegos que se jubilan a los 52 años? ¿Quién le prestará para incrementar el gasto corriente mismo que mantiene a la enorme burocracia?
En el modelo de austeridad que tanto apoya Alemania subyace la historia de una guerra que dejó al país en ruinas. Ese sistema choca con las expectativas de vida de una sociedad que despegó los pies del suelo pensando que una tarjeta de crédito hacía milagros.
Es buen momento para que los griegos reflexionen la calidad de la democracia que les heredó el bipartidismo. México también tendría que remojar las barbas en este tema.
La desconfianza de la sociedad sobre sus representantes políticos se globaliza.