Tras 38 años, la realeza española regresó a México y, a diferencia de la discreta visita de Juan Carlos, el rey abdicado, al ex presidente José López Portillo en 1977 para restablecer las relaciones diplomáticas, ayer Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera recibieron con bombo y platillo a Felipe VI y Letizia, con quienes intercambiaron obsequios, condecoraciones y, además, les organizaron un mini desfile militar, una comida en Los Pinos y una cena en Palacio Nacional.
La visita de Estado de los reyes de España inició el lunes desde temprano, con el depósito de una ofrenda floral en el Altar a la Patria, para luego trasladarse al Campo Marte.
El Presidente Enrique Peña, junto a su esposa, Angélica Rivera, recibieron a las majestades españolas, cuyo discreto atuendo se mezclaba entre las comitivas que representaban a ambos países.
En el Campo Marte, los máximos representantes de la monarquía española recibieron los honores oficiales, que incluyeron 21 salvas de artillería y el pase de lista a sus tropas de honor.
Aunque convaleciente por su reciente intervención quirúrgica para extirparle la vesícula, Peña Nieto acompañó al rey Felipe VI en una caminata por Campo Marte para pasar revista a las tropas; mientras, en el estrado, Angélica Rivera dialogaba con la reina Letizia.
Unos minutos después, cada jefe de Estado ofreció un breve mensaje. El Presidente destacó la fraternidad que existe con España, los lazos históricos que unen al país europeo con México y su herencia dejada tras la Conquista y más de 300 años de Virreinato.
Por su parte, el discurso del rey Felipe VI dejó ver que su estancia de tres días en el país, más que una gira de trabajo es un viaje lúdico. Con un “qué viva México” el monarca terminó su intervención, en la que aseguró que siente “respeto y aprecio por esta tierra tan querida”.
Ya en la residencia oficial de Los Pinos, el rey español mantuvo una reunión privada con el Presidente Peña y las comitivas de ambos; mientras, la reina Letizia y Angélica Rivera también se reunieron.
Cerca de las 15:00 horas, los jefes de Estado y sus esposas intercambiaron obsequios. Peña y Rivera entregaron a los reyes diversas artesanías representativas del país.
Antes de la comida, también intercambiaron condecoraciones: Peña Nieto entregó al rey la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca, en grado de collar, mientras que a la reina Letizia se le otorgó la Condecoración Orden Mexicana del Águila Azteca en grado de Banda Especial.
Por su parte, los reyes de España entregaron al Presidente de México la Condecoración de la Orden Carlos III. Para la comida, dispusieron de una mesa al aire libre frente a la explanada Francisco I Madero, en Los Pinos.
La agenda de la visita de Estado fue retomada por la noche con una cena en Palacio Nacional, a la cual fue invitado todo el gabinete de Peña Nieto y los ministros que acompañan a los monarcas españoles.
Durante la visita de la realeza española, la primera dama de México aprovechó para lucir atuendos realizados por diseñadores mexicanos: para la recepción en Campo Marte utilizó un atuendo de Alejandro Carlin; durante la comida en Los Pinos usó uno de Benito Santos, y para la cena en Palacio Nacional lució un atuendo de Alexia Ulibarri.