Escuelas en entornos rurales y urbanos de todo el país trabajan sin electricidad, agua, escritorios o techos, e incluso con paredes de madera y cartón, denunciaron profesores y directivos mexicanos de planteles de educación básica a través de la iniciativa ciudadana “Las escuelas jodidas de México”.
Esta plataforma funciona a través de Facebook y Twitter en la que los profesores montan fotografías de ellos mismos dando clases en condiciones precarias para mostrar la realidad de los planteles en todo el país.
Uno de los casos es el de la escuela secundaria Carlos García Arriaga en la ciudad de Puebla, con número de centro de trabajo 21EES0351F. De acuerdo con el Sistema de Información y Gestión Educativa de la Secretaría de Educación Pública (SIGED) tiene 51 alumnos y 12 trabajadores, pero no existe un reporte sobre las condiciones en que se encuentran sus instalaciones. Los maestros explican por qué: sus estudiantes toman clases en un autobús destartalado y grafiteado.
La telesecundaria “María Enriqueta Camarillo y Roa”, con número de centro de trabajo 30DTV1585P, en Tatatila, Veracruz, tiene 35 alumnos y tres profesores; le falta agua, luz, barda, patio, baños, canchas deportivas y sala de cómputo. Las fotografías son más elocuentes: jóvenes con sus uniformes azul marino toman nota de un pizarrón viejo en un salón de madera pintado de blanco.
En la calle Soledad, municipio de Xochistlahuaca, en la sierra de Guerrero, opera la telesecundaria José María Pino Suárez. El gobierno federal no tiene más datos de ella que su clave de centro de trabajo: 12ETV1015I; quien sí la conoce es su director, un hombre que el pasado 27 de junio publicó las fotografías en las que se ven dos techos de lámina sostenidos sobre troncos y madera.
“Estoy preocupado por las condiciones en que laboramos, sin embargo, nos sentimos competentes para realizar nuestra función de enseñar, aclarar que no tenemos ni infraestructura, ni material didáctico y pedagógico, las condiciones son pésimas. Lo peor de todo es que el gobierno, con tal de darnos chamba, nos manda a trabajar con alumnos que no hablan español, su único lenguaje es la lengua materna”, comenta un post sin firma.
En escuelas urbanas la situación apenas mejora. En el municipio de Tlaquilpa, Veracruz, las paredes de la escuela primaria Lic. Benito Juárez están tan afectadas por la humedad que los maestros colocaron bolsas de plástico para evitar que se sigan cayendo pedazos de pared y pintura llenos de hongos. Los techos tienen hoyos y aunque la escuela tiene luz y agua (según el SIGED), ni un baño funciona.
En el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE), que elaboraron la SEP y el INEGI en 2013, se descubrió que de las 207 mil 682 escuelas de educación básica que operan en el país, cerca de 179 mil (86.4%) son públicas, y en ellas se encontraron 635 mil 166 carencias de pizarrones, baños, agua, drenaje, electricidad, teléfono, internet, rampas para discapacitados, señales y salidas de emergencia.
Además, existen dos mil 241 planteles que están construidos con materiales precarios, por ejemplo, lámina o madera. También hay 18 mil 309 escuelas que cuentan con equipo de cómputo, pero no funciona.
En cientos de comentarios de profesores rurales y de entornos urbanos que se empezaron a postear desde el pasado 20 de junio (a raíz del anuncio de que inició la primera ronda de evaluaciones magisteriales del año), los maestros demandan mejores condiciones para ejercer su trabajo y para que sus alumnos puedan aprender.
Comments are closed.