Nos encontramos en una película donde el suspenso y la revoltura mantienen su atención. El gobierno de Grecia busca que sea la propia sociedad la que tome la responsabilidad que ellos no supieron asumir. Sin embargo, el cierre de bancos implica una parálisis en la propia actividad del país.
Las empresas, el gobierno y la misma población no pueden hacer pagos ni cobros, ni transferencias, la población sólo puede sacar dinero muy limitado por día. La recesión económica es un hecho y por lo tanto, ¿Qué empresa o negocio puede mantener a sus empleados sin una generación de ingresos? Hoy la tasa de desempleo se ubica arriba del 26%. La inseguridad, las marchas, el nerviosismo y la angustia harán un país de inseguridad. ¿Con esto hasta dónde podrá crecer el desempleo?
Este 30 de junio concluyó sin que Grecia efectuara el pago correspondiente al servicio de su deuda con el FMI. Así mismo y de último minuto, el primer ministro griego hizo una solicitud de un Programa de dos años a través del mecanismo de estabilidad, lo que significaba un tercer rescate sin concluir un segundo programa y más aun siendo “insolvente”.
Sin embargo, el FMI no declarará formalmente el “default”, existen alrededor de 15 días como tiempo para pagos extemporáneos y otro período de 15 días para declararlo ahora si como “default”. Esto alimentará el “fuego político” entre el gobierno griego y las instituciones acreedoras como el Banco Central Europeo, la Comunidad Europea y el propio Fondo Monetario Internacional.
¿Podría haber un acuerdo sorpresa?
Una opción sin ser el escenario base es que no se podría descartar de último minuto un anuncio que permita de nuevo acercar a ambas partes a una negociación, seguramente incluiría la posibilidad de una quita o una reestructura de la deuda total a cambio de un programa de “austeridad” fiscal que ya hemos comentado en columnas anteriores. Este escenario tendría el inconveniente de que el primer ministro griego Tsipras rozó la falta de respeto y alimentó el orgullo de los acreedores al decidir unilateralmente la realización del referéndum. Sería que Tsipras va un paso adelante o a un paso de su dimisión.
Debemos estar atentos a las encuestas que se están realizando previas al domingo de votación. Las primeras de ellas muestran un claro dominio del “si”. La población griega no quiere salir del euro. Darían un voto para seguir negociando con las condiciones propuestas por el eurogrupo y darían la espalda al plan de Tsipras. Por ello, no duden que más temprano que tarde, el gobierno de izquierda estaría dimitiendo y con ello se estaría llevando a cabo nuevas elecciones. Es muy triste que cualquier resultado con el que concluya el referéndum, seguimos insistiendo que a quien perjudica es a la población griega cuyo sufrimiento seguirá por un largo período. La diferencia es vivir muy austero un período largo de tiempo o vivir en la inseguridad y en el estancamiento social y económico.
Grecia deberá alcanzar un acuerdo, tan sólo en julio enfrentará pagos al Banco Central Europeo (BCE), a los tenedores de bonos, al Banco Europeo de Inversión(BEI) y al FMI por un monto global de 6,500 millones de euros, en agosto por 5,500 millones de euros y en septiembre por 7,700 millones de euros. De no pagar, se le cerraría el financiamiento con todo el mundo.
Cada día que pase de aquí al domingo veremos una sociedad más radicalizada. Sin actividad económica, ni bancos y si las encuestas están favoreciendo un “si”, ¿A qué le tira Tsipras?
El euro, la moneda de la zona ha resistido estos días sus embates muy bien. Comentamos el lunes pasado que sí su cotización respetaba niveles bajos en la zona de 1.10 – 1.08 dólares, el riesgo Grecia podría ser más acotado al menos en el corto plazo y por ello, ahora para el tema de los mercados debemos voltear también a ver de nuevo el desarrollo de economías como la de China y la de Estados Unidos, que por cierto, darán a conocer un dato de empleo este jueves con buenas expectativas.