“El próximo dirigente nacional del PRI estará en el cargo por cuatro años, deberá preparar al partido para hacer frente a las próximas elecciones pero no podrá postularse como candidato presidencial”.

 

Eso dijo, César Camacho Quiroz, que intenta poner un candado a los estatutos priistas con el único -el único- propósito de sacar de la jugada al “Jefe de Jefes”, el diputado Manlio Fabio Beltrones.

 

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¿A qué le teme el actual dirigente nacional del PRI? ¿A que Manlio Fabio Beltrones sea el próximo presidente de su partido y que simultáneamente dispute la candidatura presidencial? ¿O le teme a que el diputado sonorense le cierre el paso al bloque de políticos mexiquenses e hidalguenses que esperan su turno para relevar a Enrique Peña Nieto? ¿O será que César Camacho ya tiene a su candidato presidencial 2018 -Luis Videgaray Caso, cuasi mexiquense como Camacho, aunque nació en la Ciudad de México- y sufre el terror de que al actual secretario de Hacienda se le vaya el gozo al pozo en favor de un hidalguense, que no podría ser otro que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong?

 

Como quiera que sea, el súbito ataque de pánico que sufre el doctor Longines lo llevó a tratar de darle tortura a los propios estatutos priistas, que de ninguna manera prohíben la posibilidad de que un presidente del partido sea también candidato presidencial del PRI. Y el único “argumento” que Camacho Quiroz dio es que el próximo dirigente priista “se dedique en cuerpo y alma al partido y no a armar una campaña”.

 

Y abundó su “argumentación” el actual “líder” priista diciendo que “de lo que se trata es de que haya un ejercicio libre, holgado, y de que haya fair-play, juego limpio para todos”.

 

O sea que el miedo no anda en burro.

 

AGENDA PREVIA

 

El representante de la FAO, Fernando Soto Baquero, dijo que “más allá del discurso o un buen deseo, el campo de México está en un proceso de cambio y transformación, con logros y resultados que muestran un sector primario más productivo, justo y sustentable”.

 

Durante la presentación del libro Logros son verdades, Soto agregó que el casi incunable es una contribución al mundo en el tema agroalimentario sobre la cultura de resultados, de confianza en el futuro y desafíos por afrontar. Este libro muestra el valor y la importancia del campo en este país, en un sector primario en el que laboran 7.1 millones de mexicanos, de ese tamaño es su importancia, subrayó. Y fue por más el señor Soto al decir que en todo ello está la mano de la dependencia federal (la Sagarpa) con reglas estables, operatividad de acceso y servicios de información inteligente, tanto en el control de la sanidad como el de los mercados, los cuales son una aportación al sector global.

 

Más contundente que el representante de la FAO en México, el presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Benjamin Grayeb, destacó la política del gobierno federal que impulsa la productividad y la competitividad en el campo, con un crecimiento sectorial, aumento en las exportaciones, balanza comercial superavitaria y programas sensibles para reducir la brecha entre los grandes y pequeños productores.

 

El secretario del ramo, Enrique Martínez, dijo, one more time, que la dependencia trabaja en su reestructuración programática con el objetivo de jerarquizar los programas (en los cuales existe un terrible desorden por la duplicidad, acotan algunos especialistas) y sus impactos reales en el sector alimentario, en una estrategia para hacer más con menos.

 

Bueno, no se trata nada más de hacer más con menos, sino de hacerlo mucho mejor, acotan los agroyuppies.