Un personaje que lo tuvo todo: poder, prestigio, cariño y odio. Hombre de contrastes. Reconocimientos nacionales e internacionales. Se ganó el repudio de una parte del pueblo por su cercanía con el gobierno mexicano. Lo mismo se aplaudió su cobertura en el terremoto de 1985, que se criticó su frase: “Hoy fue un día soleado”, después de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, el 2 de octubre de 1968.

 

Jacobo Zabludovsky, el hombre que marcó una era en el periodismo y televisión mexicana, murió a los 87 años de edad a consecuencia de un derrame cerebral, después de permanecer varios días hospitalizado. El hombre de los audífonos de las orejeras grandes será recordado por sus entrevistas con grandes figuras de la política, la cultura, el deporte y el espectáculo: Fidel Castro, Ernesto El Che Guevara, Salvador Dalí, María Félix y Mario Moreno Cantinflas, entre otros

 

De origen judío-polaco, Zabludovsky nació el 24 de mayo de 1928 en la Colonia Doctores. Su infancia la pasó en el barrio de La Merced y sus alrededores, lugar por el que siempre sintió orgullo. La radio fue el primer medio de comunicación con el que tuvo un acercamiento durante su juventud; disfrutaba escuchar los programas del Tío Polito y Cri-Cri.

 

Pese a que estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la década de los 40 comenzó a desarrollar trabajos, desde abajo, en el mundo periodístico para completar, en 2015, 72 años de trayectoria. Ingresó, como corrector de estilo, al periódico El Nacional. Después, en 1945, obtuvo su licencia como locutor, la cual le abrió las puertas para ingresar, como ayudante de redactor, a la Cadena Radio Continental, en 1946.

 

Sin embargo, en 1950, con la llegada de la televisión a México, llegó su gran oportunidad. Primero, en la producción y dirección del primer noticiario; después como reportero y, más tarde, como emblema de uno de los noticiaros más importantes del país: 24 Horas, del que fue conductor titular. Durante 27 años al frente del especio de noticias su voz fue “ley”, los hechos eran ciertos porque “los dijo Jacobo”.

 

Frente a las cámaras se mostró como un hombre serio y profesional, siempre vestido con traje y corbata, dispuesto a dar las noticias que los gobiernos en turno y su televisora deseaban que la gente conociera. Fuera de foco, gozaba de simpatía, buen humor y gentileza, según comentan sus colaboradores.

 

Sus narraciones en momentos clave le brindaron reconocimiento y prestigio. Unas de las más emblemáticas fueron la llegada del hombre a la Luna (1969), la crónica con los estragos del terremoto que azotó la Ciudad de México en 1985 y la Guerra del Golfo Pérsico (1990).

 

Durante los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz  Ordaz fungió como coordinador  de Radio y Televisión de la Presidencia de la República y Consejero de la Dirección de Difusión y Relaciones Públicas.

 

En 2000, a su salida de Televisa, comenzó una nueva etapa, la del periodista lejano a las esferas del poder. La noche de su despedida empleados llegaron al foro para estrechar su mano, a desearle buena suerte. Al despedir la emisión, sólo dijo: “24 Horas termina hoy. Muchas gracias. Buenas noches”.

 

Colaboró en diversos diarios, entre ellos Novedades y Ovaciones, Claridades y El Redondel. También dirigió Primera Plana, Siglo Veinte, La Verdad en el Espacio, Telemundo, Su diario Nescafé y Hoy domingo, entre otros.

 

Obtuvo diversos reconocimientos, entre los que destacaron el Premio Nacional de Periodismo de México (1976), por su entrevista a Fidel Castro Ruz; el Premio a la Mejor Labor Informativa, por su trabajo como director de programas informativos de Televisa; Primer Premio Internacional de Periodismo Rey de España; Premio de la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York, y Palmas de Oro del Círculo Nacional de Periodistas, A.C., entre otros.

 

Recientemente, Zabludovsky era titular del noticiario De una a tres, en Radio Red, La 69, de Radio Centro, y columnista del periódico El Universal.

 

Se autodenominó, en distintas ocasiones, como un hombre culto, cuya pasión por la lectura, que heredó de su padre, se reflejaba en su biblioteca personal, a la que muchos valoran como una de las más bastas del país. Fue amante de la fiesta taurina. Maestro de comunicadores como Joaquín López-Dóriga y Lolita Ayala. Se fue el periodista, la voz de las noticias durante 27 años, el hombre de contrastes: Jacobo Zabludovsky.