QUITO. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró que todo “está listo” para recibir este domingo a Francisco, el primer papa latinoamericano, en una visita que el mandatario espera que baje la tensión que ha vivido el país por las manifestaciones a favor y en contra del Gobierno.
“La parte material, la parte física está lista. Ojalá todos nos preparemos también espiritualmente para recibir a su santidad”, dijo Correa en su informe semanal de labores.
Apuntó que, aparte de la infraestructura, están listos los equipos de rescate, seguridad y apoyo en los sitios que visitará el papa tanto en la andina Quito, la capital de Ecuador, como en la ciudad tropical de Guayaquil, en el suroeste del país.
“Dijimos que íbamos a tener todo listo una semana antes de la llegada del santo padre y lo cumplimos. El trabajo que se ha hecho es extraordinario, imponente”, comentó.
El papa llegará la tarde del domingo a Quito y el lunes se trasladará a Guayaquil, donde visitará el santuario de la Divina Misericordia, ofrecerá una misa campal en el parque Samanes y almorzará con los jesuitas en el Colegio Javier.
Ese mismo día regresará a Quito y se desplazará al centro histórico, donde le recibirá Correa en el palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, desde donde se desplazará a la vecina Catedral Metropolitana.
El martes, el papa se reunirá con obispos, ofrecerá una misa multitudinaria en el parque bicentenario, -donde antes funcionaba el aeropuerto internacional de Quito-, tendrá un encuentro con sectores de la educación en una universidad y se reunirá con la sociedad civil en la iglesia San Francisco.
El mismo martes por la noche visitará la iglesia de La Compañía, de la orden de los jesuitas, situada a pocos metros de San Francisco, en el centro histórico de Quito, declarado en 1978 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y Cultura (Unesco).
El miércoles, el sumo pontífice visitará el Ancianato de las Hermanas de la Caridad y luego se desplazará al santuario de El Quinche, donde mantendrá un encuentro con el clero, religiosos y seminaristas.
Según la agenda, el papa Francisco abandonará Ecuador al mediodía del miércoles, con destino a Bolivia.
Correa expresó hoy su esperanza de que la visita del papa baje la tensión que ha vivido en las últimas semanas Ecuador, donde se han realizado marchas a favor y en contra de la pretensión, suspendida de momento, del Ejecutivo de elevar los impuestos a las herencias y plusvalía.
“Ojalá que la venida del papa Francisco haga que bajen las pasiones políticas”, dijo el gobernante.
Mientras se ultiman los detalles para la visita de Francisco, el Ministerio Coordinador de Seguridad alertó hoy a la ciudadanía en su cuenta de la red social Twitter, sobre la supuesta venta de pases para eventos que liderará el papa.
“Recordamos que no hay en venta entradas para misas campales. Ingreso es GRATUITO. No dejarse engañar”, escribió el organismo, que reprodujo fotografías de falsas entradas al precio de setenta dólares.
La visita del papa movilizará a miles de ciudadanos, por lo que las autoridades han desplegado un operativo vial con restricción de la circulación de vehículos particulares en los alrededores de las zonas que visitará el sumo pontífice, donde se ha privilegiado el transporte público.
Por otra parte, en varias calles de Quito figuran carteles con imágenes religiosas en honor a la llegada de Francisco, el primer papa que visita Ecuador después de Juan Pablo II, que estuvo en el país andino en 1985.
La visita del papa también ha motivado una exposición fotográfica en representación de la alegría que provoca la visita del sumo pontífice a Ecuador, un país mayoritariamente católico.
La exposición, organizada por el Ayuntamiento de Quito, presenta en la plaza de Santo Domingo, en el centro histórico de la ciudad, 34 rostros de personas retratadas cuando expresaban la emoción que les generaba la anunciada visita del sumo pontífice.
Hay quienes cierran los ojos en busca de una respuesta interior, otros se emocionan hasta las lágrimas y algunos más expresan profunda alegría en retratos en los que “se ve ciertamente la fe que muchos comparten pero también la hospitalidad de los quiteños”, según el Municipio.