SHANGHÁI. La desconfianza de los inversores individuales chinos hundió hoy las bolsas, a pesar de las medidas adoptadas por las autoridades para estabilizar los mercados, el más importante de los cuales, Shanghái, se hundió un 5.9%.
Mientras tanto, la Bolsa de Shenzhen, la segunda de China continental, perdió un 2.95%, pero la de Hong Kong sufrió el contagio de sus vecinas y se desplomó un 5.84%.
Aún así, las pérdidas llegaron a ser mucho más fuertes antes del cierre, si bien se enjugaron parcialmente en la última parte de cada sesión.
Los inversores individuales acaparan cuatro quintas partes del volumen de negocios habitual de Shanghái y Shezhen, y a pesar de las nuevas medidas anunciadas esta mañana por las autoridades en Pekín, siguieron retirándose hoy del mercado.
Tras un respiro positivo el lunes y después de perder ayer un 1.29%, Shanghái abrió esta mañana hundiéndose más de un 8%, de manera que más empresas suspendieron la cotización de sus acciones (un total de 1.429, el 51% de las que cotizan en los mercados chinos), algunas de ellas alcanzaron el techo máximo de caída del 10% y otras 660 de forma voluntaria alegando que preparaban “un anuncio importante”.
Pero el recurso masivo a este método se percibió por los inversores como una excusa y desató una nueva oleada vendedora, de manera que muchos se precipitaron en vender las acciones de su cartera que seguía cotizando aún mientras pudiera.
Todo esto ocurrió a pesar de los esfuerzos, cada vez más contundentes y sin precedentes, desde Pekín por contener la situación, que se incrementó con una nueva vuelta de tuerca esta misma mañana.
El banco central anunció más medidas para dar mayor liquidez a la Corporación de Financiación del Mercado de Valores de China (CSF, siglas en inglés), una entidad de crédito marginal para financiar a las corredoras y a sus clientes.
Entre tanto, la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) reconoció a través de su portavoz, Deng Ge, que hay “pánico” en las bolsas chinas y una consiguiente tendencia a las “ventas no razonables” que el regulador está tratando de compensar.
La CRMV anunció que la CSF aumentará también sus compras de acciones de las empresas más pequeñas, que abundan especialmente en Shenzhen, y que han sido las más perjudicadas en los últimos días.
Por su parte, la Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales ordenó hoy a todas las firmas estatales que no vendan ni una de sus acciones mientras dure la actual “volatilidad anormal del mercado” y les animó a incrementar la compra de títulos para estabilizar las cotizaciones.
Los esfuerzos de Pekín se concentran sobre todo en combatir el pánico entre los cerca de 90 millones de inversores individuales que operan en las bolsas chinas, a menudo personas con nulos o pocos conocimientos financieros, y que han invertido en el mercado sus ahorros y actúan de forma muy intuitiva.
Además Shanghái está parcialmente vinculada, desde noviembre, mediante un sistema de cuotas máximas diarias, a la Bolsa de Hong Kong, por lo que es probable que muchos inversores chinos con participaciones en ese parqué empiecen a venderlas para compensar sus pérdidas en China, lo que podría contagiar parte del problema.
Muchos analistas atribuyen la dura caída del último mes (Shanghái ha perdido casi un 34% desde el 12 de junio) a una corrección tras siete meses ininterrumpidos de subidas desde noviembre pasado producto de la especulación.
Con todo, “lo peor puede que haya pasado ya”, según un informe de estrategia bursátil difundido hoy por el banco británico HSBC, que ve motivos para el optimismo en los parqués chinos a medio plazo, tal y como indicaban la semana pasada varios analistas de entidades estatales chinas.
HSBC, de hecho, ha mejorado su valoración sobre el mercado chino de tipo A (acciones denominadas en yuanes en Shanghái y Shenzhen) hasta calificarlo de “neutral” para la inversión.
A pesar de que la medida que aprobó el regulador el 12 de junio de endurecer los préstamos marginales, que estaban hinchando la burbuja bursátil, acabó pinchando este fenómeno y provocó el pánico actual en los inversores individuales, el HSBC ve esperanza en los esfuerzos de Pekín para estabilizar los mercados y en sus fundamentos económicos del país.
Por otra parte, un análisis del banco japonés Nomura considera que la actual venta masiva “supone solo un riesgo limitado” para la economía real china, ya que la fuerte subida que vivieron los mercados desde noviembre “carecía de base” en los fundamentos económicos del país. DM