En más de una ocasión nos hemos referido a la dificultad de conciliar las leyes con la tecnología debido a los escenarios que continuamente emergen.
Ahora se habla mucho de la libertad de panorama, un término utilizado en la legislación alemana para referirse a la excepción que permite hacer fotografías o crear imágenes de edificios, esculturas y otras obras que estén en lugares públicos de manera permanente, así como frecuencias de video sin infringir los derecho de autor de esas obras y publicación de las imágenes.
Evidentemente esto evita que los propietarios de las obras tomen acción legal por violación de derechos contra cualquier otra persona que distribuya la imagen. No en todos los países existe esta ley, como por ejemplo en Francia, Italia, y Bélgica entre otros no existe, pero parece que no importa ya que en la práctica la tecnología pasó por encima de ese derecho de autor. Tomar una fotografía no sólo se hace en cualquier momento, sino que además se hace pública en un clic en las redes sociales.
Lo cierto es que es una restricción que apenas se ve llevada a la práctica. Sin embargo, últimamente hay una enorme preocupación por esta libertad de panorama ya que el Parlamento Europeo está estudiando la adopción de algunas reformas de derechos de autor, y si se aprobaran, el derecho a utilizar libremente las imágenes de las obras situadas permanentemente en los espacios públicos estaría siempre sujeta a autorización previa.
A menos que el comité de asuntos legales rechace la propuesta (promovida por la eurodiputada del partido pirata, Julia Reda, especialista en propiedad intelectual), millones de imágenes en Wikipedia por ejemplo, estarían sujetos a las restricciones de derechos de autor y se enfrentarían el riesgo de ser eliminados. Las consecuencias de esta reforma afectaría de manera definitiva a la forma en la que se comparte y crea cultura y conocimiento, en definitiva a la industria creativa, de información y de entretenimiento, y también a los usos y costumbres.
La libertad de panorama permite reproducir, distribuir y comunicar las obras situadas permanentemente en parques, calles, plazas u otras vías públicas por medio de pinturas, dibujos, fotografías y procedimientos audiovisuales.
Por eso, no hace falta pedir permiso para hacer y vender guías turísticas, libros de arte, posters, poner imágenes en un blog, películas, documentales, entre otros, ya que están en un espacio público y promueven otros derechos como los de información, expresión, y educación. Ahora, otra cuestión es no permitir (excepto si se tiene autorización) hacer llaveros, figuras, camisetas, que tiene que ver ya con un uso comercial. Un ejemplo es una sentencia a favor del creador de una escultura de un perro hecha con flores (Puppy) en el exterior, área pública del museo Guggenheim de Bilbao, donde se prohibió la venta de merchandising de Puppy sin autorización.
Esta reforma forma parte de un paquete de medidas sobre la interpretación de los derechos de autor por lo que muchos creen que esta restricción a la libertad de panorama, muy difícil de aplicar, es una estrategia de distracción por la eurodiputada para evitar que la discusión se centre en otros temas mucho más relevantes, o por el contrario, los más ingenuos creen que se trata de una torpeza a la hora de plantear su paquete legislativo.
Aunque toda Europa sufriera de una restricción de la libertad de panorama, en realidad no tendría ningún tipo de consecuencia real, ya que resultaría imposible perseguir a cada uno de los infractores.
Es como si tuviéramos que pedir permiso para publicar una fotografía a todas las personas que aparecen en una manifestación. Realmente es perder el tiempo en leyes que desgastan a los gobiernos porque su cumplimiento resulta imposible.