A 700 años de que el conejo se erigiera como una de las deidades y ser la base de la alimentación de los antepasados, hoy en día los mexicanos aún se preguntan a qué sabe la carne de conejo.
De acuerdo con productores y comercializadores de conejo en la zona de Xochimilco de la capital mexicana, por cada 10 kilogramos de carne de pollo que se consume, sólo se come medio kilo de conejo.
“Pero hay un responsable de esto siempre. Los cunicultores”, dice Rafael Tuxpan, refiriéndose a ellos como los responsables de no difundir las propiedades de la carne de conejo,
Sus propiedades científicamente comprobadas, son que se trata de carne magra, muy baja en grasas, colesterol y toxinas, pero sí la más rica en proteínas.
Para dar a conocer estas bondades, los cunicultores organizan cada año la Feria del Conejo en Xochimilco, que en 2015 cumple su onceava edición y estará abierta al público en general del 10 al 19 de julio.
En la explanada del centro de la delegación Xochimilco, durante esa semana el visitante podrá encontrar desde conejos Belier, si se quiere una mascota en el hogar, hasta verdaderos sementales capaces de tener más de mil crías al mes y los que se venden para el consumo humano.
Sin embargo, también se podrá degustar la carne de este animal que aporta importantes proteínas a la alimentación del humano en diversos platillos como a la mostaza, tinga de conejo, conejo al mole poblano, al mojo de ajo y en mixiote, entre otros muchos.
La pregunta que se hacen los visitantes cuando pasan por esos pasillos llenos de olores y sabores es: “a qué sabe el conejo: a pollo, a pescado o a puerco”, a lo que Rafael Tuxpan responde: “a conejo”. Y sí, hay que probarlo para saber a lo que sabe.