En la década de los 40 existía un músico y personalidad radiofónica que se dedicaba a hacer canciones paródicas; lo mismo se burlaba de Tchaikovsky que del jazz. Era una especie de Les Luthiers, un “Weird Al” Yankovic de la época; sus versiones estaban llenas de humor, ruidos hechos con latas, campanas y cualquier cosa.

 

Aunque ahora nos parezca algo muy inocente, entonces era una forma creativa de rebeldía. Aquel personaje era Spike Jones.

 

Y no por nada, años después, el cineasta y videasta Adam Spiegel recibió su apodo en referencia a él, pero ligeramente modificado: Spike Jonze.

 

Con toda la actitud del DIY (Do It Yourself) y el desenfado del skateboard, Spike Jonze ha logrado consolidarse como icono dentro de la contracultura estadunidense actual. Adelantándose a la era de YouTube, el director, productor, escritor y hasta actor, siempre lo tuvo claro: Sólo se necesita una idea, actitud retadora y una cámara; el dinero es lo de menos.

spike-

Aficionado al punk y a las bicicletas, a finales de los 80 fundó las revistasHomeboy y Dirt; filmó un clip de acrobacias sobre ruedas que llegó a las manos de Kim Gordon, de Sonic Youth, quien le pidió que hiciera el video para su canción 100%. A partir de entonces Spike cambió las tablas por las cámaras. Era el boom de lo “alternativo” y él encontró su medio. Aquel fue su salto definitivo.

Aprovechando la libertad creativa que le daban las bandas y la ventana que significaba MTV en esa época, Spike Jonze fue el responsable de videos musicales que se convirtieron en clásicos. The Breeders, Beastie Boys,Weezer, Björk y Daft Punk le deben mucho a sus trabajos visuales.

Mención especial merece el clip de Praise You de Fatboy Slim. Para hacerlo reclutó a un grupo de bailarines amateurs. Se reunieron afuera de un cine y sin pedir permiso prendió una grabadora con la rola. Se aventaron toda una coreografía —un poco improvisada, quizá— que llamó la atención de los transeúntes. Aquellas reacciones variadas son parte del encanto. Las cámaras estaban ocultas, y el mismo DJ, Norman Cook, andaba por ahí de incógnito. Esta técnica de producción, totalmente guerrillera, es un precedente al polémico programa Jackass —en el que también participó como productor— e incluso a los videos virales actuales.

 

 

Si su llegada al mundo de la música fue un poco por casualidad, su brinco al cine fue un golpe de suerte. El guionista Charlie Kaufman llevaba años escribiendo una película fantástica. No tenía muy clara la trama, pero en ella había un portal hacia la cabeza de un actor. Su texto era extraño. Combinaba un romance fallido con una reflexión sobre la personalidad. Por eso fue rechazado por los grandes estudios hasta que Francis Ford Coppola lo leyó. El director de El Padrino no se interesó lo suficiente, pero tampoco lo desechó. Prefirió pasárselo a Spike, que en ese entonces era esposo de su hija, Sofia. Jonze se emocionó con el proyecto; aterrizó ideas con Kaufman; consiguió el dinero, y comenzó a filmar Being John Malkovich.

 

La disparatada y filosófica trama funcionó para que sacara todo lo que había aprendido con los videos musicales. Su repertorio visual, el humor y la narrativa, hacían que la temática densa y filosófica fuera atractiva, incluso divertida. La dupla cosechó reconocimiento e intentó repetir el éxito conAdaptation. Con estos dos trabajos el director se consolidó. No sólo tenía credibilidad callejera, independiente, sino que también tenía el reconocimiento oficial, nominaciones a los Óscar y a los Globos de Oro.

Spike Jonze ha sido capaz de dirigir películas caseras, videos de bajo presupuesto y trancazos comerciales como Her o Where the Wild Things Are sin perder su actitud provocadora.

 

Incluso su trabajo actual como director creativo en Vice (la agencia de periodismo gonzo) es una prolongación natural de su VHS de patinetos, de Jackass y también, claro, un homenaje a su homónimo original.

Adam Spiegel está consciente de lo que significa su apodo, por eso prácticamente cualquier proyecto en el que se involucra tiene una alta dosis de ingenio y de humorismo subversivo.