Los recientes capítulos con Grecia y China son parte de un proceso que seguirá vigente por más tiempo. Ante ello, los mercados de renta variable, deuda, cambiario así como los commodities seguirán teniendo altas volatilidades a pesar de un periodo de baja operatividad por el ciclo de verano.
Durante varias columnas hemos insistido en que los tiempos de Tsipras al frente del gobierno de Grecia están contados. A pesar de su referéndum, que sólo sirvió para darle oxígeno ante su gente, la asfixia financiera que vive su economía y la falta de confianza generada hacia el eurogrupo lo están poniendo contra las cuerdas.
El eurogrupo sabe las consecuencias de un tercer rescate y simplemente es que Grecia no pueda lograr la meta fiscal y por lo tanto, gran parte de estos recursos otorgados de estos tres rescates quedarían en “incobrables” para los 18 países restantes de la zona en cuyo caso implicarían mayores ajustes fiscales para cada uno de ellos.
Durante el período de crecimiento de 2000 al 2007 en el que aún no se alcanzaban los momentos de crisis global y de la eurozona, el déficit fiscal promedio de Grecia fue 5.6%. Para nuestros lectores, el déficit fiscal es aquel en que los gastos realizados por el estado superan a los ingresos no financieros. Hoy, los acreedores quieren que Grecia alcance un superávit fiscal pronto. De 2008 al 2014 ha sido de -10.1% aunque ya en 2014 con un pequeño crecimiento de la economía el déficit se redujo a 3.5%.
Por ello, con un fuerte ajuste fiscal y una economía ya sumergida en la contracción económica nuevamente, el acuerdo entre el Grecia y el eurogrupo debe ser por el lado “político” pero ello le afectará más a Tsipras con su gente. Inclusive, ya se tuvo la primera diferencia en el congreso donde más de un 10% de los miembros radicales de izquierda votaron en contra de aprobar las posibles reformas y acuerdos que se alcancen en estas reuniones con ministros de finanzas y líderes europeos.
Insistimos ante ello, que los mercados en Europa y por lo tanto en el resto del mundo seguirán viviendo días y semanas de volatilidad, algunos con momentos de euforia, pero otros donde las condiciones de alegría se disipen y regresen los ajustes a la baja. El Banco Central Europeo jugará un papel relevante para limitar el desorden, pero la confianza de los inversionistas será relevante y hoy al menos, se muestra muy acotada.
Respecto a China, hemos visto cómo la economía se desacelera. Este próximo miércoles 15 de julio, el gobierno dará a conocer el resultado del PIB al segundo trimestre del año, el cual podría ubicarse en 6.8 y 6.9% respecto al 7.0% registrado en los primeros tres meses del año. Vendrán también datos de la producción industrial y ventas minoristas ya habiendo conocido el desarrollo de su balanza comercial a junio. En semanas pasadas el Banco Popular de China ajustó su tasa de interés por cuarta vez en ocho meses a 4.85% con niveles de inflación apenas de 1.4% anual. También redujo el coeficiente de reservas a los bancos, lo que les permitirá liberar recursos hacia el crédito y/o consumo.
Ante los fuertes ajustes en su mercado accionario, las autoridades regulatorias por su parte tomaron medidas como la suspensión de nuevas ofertas de empresas a listarse en el mercado, suspensión previa ya de mayores apalancamientos a los inversionistas, suspender la venta de sus acciones a quienes tengan más de 5% de participación en las acciones de las empresas por un periodo de seis meses. Crearon algunos fondos de estabilización y aprobaron a que las aseguradoras pudieran incrementar sus inversiones en renta variable.
Pero volvemos a lo mismo, mientras no haya un mercado libre de actuación en el que el inversionista sienta la libertad de decidir cuándo comprar y cuándo vender de su portafolio de inversión, la confianza es limitada. La bolsa de China recuperó 10% en los últimos días. Sin embargo, viene con una caída aún de 25% desde sus niveles máximos registrados en junio pasado. En términos fundamentales, las valuaciones aún son elevadas en algunos casos y con un proceso de desaceleración de la economía. En términos técnicos, al mercado le falta aún tiempo para que se estabilice. Es probable ver volatilidades dentro de un rango de +/- 10% todavía e inclusive no descartar ajustes hasta de un orden de más de 15% adicional.
Lo que sí es importante considerar es que la pérdida de valor en el mercado accionario aún no tiene un peso relevante en el marco de la riqueza de las familias y de las empresas, por lo que no vemos por el momento un efecto de contagio inmediato hacia la economía.