Natalia Toledo Paz, poeta y escritora en español y zapoteco, ganadora del premio Nezahualcóyotl de Literatura en 2004, alzó la voz para exclamar “¡Feliz 75, papá!”, en alusión al aniversario de su padre, que se cumple este jueves.
Ello ocurrió anoche en el Palacio de Bellas Artes, donde el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) rindió homenaje a ese creativo, nacido el 17 de julio de 1940, en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, donde ha cultivado gran parte de sus actividades artísticas y sociales.
Una cosa quedó más que clara durante el acto: Francisco Benjamín López Toledo es un artista plástico que lo mismo tiene trabajo como activista, que como el luchador social al que todos buscan, además de ambientalista, promotor cultural y filántropo perseverante.
Que no es melindroso a la hora de comer, sabe hacer amigos y lo mismo funda una biblioteca que se pelea con un político; corre a una transnacional de territorio oaxaqueño y regala sus dibujos a quien se los pide, siempre y cuando sean para ilustrar algo digno.
La sesión se tituló “Francisco Toledo y los libros”, por eso se invitó para que vertieran sus opiniones y compartieran sus experiencias con Francisco Toledo a la abogada y poeta oaxaqueña Araceli Mancilla y a los maestros Francisco de la Cruz y Bernardo Recamier.
Los elogios
Para homenajear al maestro Toledo, cuya vida gira alrededor de la plástica y la literatura en una sola visión del arte, se invitó también a la cantante María Reyna, quien junto con el pianista Joaquín Garzón Rivera, entonó unas canciones nacidas en esa entidad del país.
La Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes tuvo entrada libre la noche de este miércoles. Sin embargo, el tumulto de personas que entró en tropel al recinto lo hizo con la falsa esperanza y errónea idea de que ahí verían en vivo al maestro Toledo, pero él no fue.
En el acto, moderado por Mardonio Carballo, se mencionó que detrás del reconocimiento que ya tiene como pintor y grabador, en Francisco Toledo sobresale un gran artista, quien experimenta con todas las posibilidades a su alrededor y la literatura no ha escapado a él.
Sin lugar a dudas, la obra de Toledo dialoga con la literatura. En ella, narraciones orales del Istmo, particularmente de Juchitán, han tenido un espacio, igual que Esopo, Kafka, Borges y José Emilio Pacheco, solo por citar algunos ejemplos de sus inspiraciones.