TORONTO. Con la plata se quedó Victoria Rodríguez, pero con la historia escrita en letras de oro de una mexicana que regresó al tenis femenil a una final de singles panamericana, lo que no sucedía desde Winnipeg 1967, cuando Elena Subirats subió a lo más alto del podio.

 

Final atípica en Toronto, entre las dos jugadoras que más hambre de triunfo tuvieron para echar a las favoritas del tenis panamericano, Rodríguez y la colombiana Mariana Duque Mariño se disputaron el oro y aunque al final la colombiana fue mejor, el esfuerzo quedó recompensado con dos dignas medallas para ambas.

 

El sueño de Rodríguez no tuvo el final esperado, 4-6 y 4-6. Un juego cerrado y difícil en todo momento, su rival demostró por qué echó en semifinales a la 84 del mundo, la estadounidense Lauren Davis.

 

Una colección de tiros precisos, buenos ángulos y ni una bola por perdida fueron las grandes virtudes de la “cafetera”. La mexicana, quien también tuvo su mérito para llegar hasta aquí (despachó a Mónica Puig, 88 WTA), dio hasta donde su tenis se lo permitió.

 

En el primer set fue ligeramente mejor Duque Mariño, quien se lo agenció en 35 minutos de juego, Rodríguez todavía peleaba para recuperarse en la segunda manga, con un juego muy parejo que pudo ser para cualquiera hasta el 4-4, entonces la sudamericana quebró y solo retuvo con el saque para obtener la medalla de oro.

 

En la disputa por el bronce, la que las estadísticas ponían como la final asegurada en la rama femenil, Puig, número dos del torneo, tuvo premio de consolación al quedar con el bronce tras vencer en tres set a la número uno de la siembra, Davis.

 

La estadounidense no salió en su mejor día, al perder el primer set por 2-6, el segundo lo intentó recuperar con un 6-3 pero ya sin la suficiente fuerza, Puig demostró estar en mejor condición física para cerrar esa última manga en 49 minutos con un 6-3.

 

 

obo