LA HABANA. Aunque no está prevista alguna ceremonia formal en La Habana, la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba también se convertirá plenamente en embajada justo después de la medianoche, cuando los dos enemigos de la Guerra Fría decidan entrar formalmente en una nueva era de acercamiento, a pesar de que los divide un profundo abismo ideológico.
“Es un momento histórico”, dijo el diplomático y analista cubano Carlos Alzugaray, quien agregó que ahora comienza el trabajo verdaderamente difícil: resolver disputas espinosas, como reclamos mutuos en busca de reparaciones económicas, la insistencia de La Habana en poner fin al embargo comercial de 53 años y las exigencias estadunidenses a que Cuba mejore sus derechos humanos y la democracia.
“La importancia de la apertura de embajadas es que se puede ver confianza y respeto: ambas partes tratándose con confianza y respeto”, agregó Alzugaray. “Eso no quiere decir que no va a haber conflictos, es seguro que habrá, pero la forma en que se tratarán los conflictos ha cambiado por completo”.
Cuba planea una realizar una ceremonia solemne por la mañana en su misión señorial en Washington DC, con unos 500 invitados, entre ellos una delegación de 30 representantes diplomáticos, culturales y de otros tipos de la nación caribeña, encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez.
El gobierno de Estados Unidos estará representado por la subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson —quien encabezó la delegación estadunidense durante seis meses de negociaciones que condujeron al anuncio del 1 de julio sobre la reapertura de embajadas— y Jeffrey DeLaurentis, el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, quien ahora será encargado de negocios.
Rodríguez tiene previsto reunirse más tarde con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
Las autoridades norteamericanas han dicho que la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana no izará inmediatamente la insignia de las barras y las estrellas, sino que esperará a agosto, para una ceremonia formal que se espera que sea encabezada por Kerry.
No obstante, ya se han perforado agujeros en el exterior del edificio de donde se colgarán letreros traídos desde Estados Unidos y ya se hicieron los arreglos para imprimir nuevas tarjetas de presentación y papeles membretados que leen “Embajada” en lugar de “Sección de Intereses”.
Lo que durante años fue un asta de bandera solitaria fuera del edificio vítreo de seis pisos en el Malecón de La Habana, un boulevard marítimo, fue rehabilitada recientemente, con todo y una calzada repavimentada.
Cada día durante la última semana, los empleados de la sección han colgado en una valla letreros en español escritos a mano donde han hecho la cuenta regresiva, como uno que decía recientemente: “En seis días seremos una embajada”.
La cuenta de la misión en Facebook también adoptó un tono de celebración, con la publicación de una serie de fotos de antes de la revolución de 1959 y que muestran la presencia diplomática de Estados Unidos en La Habana. En un día reciente subieron una imagen de la bandera suiza con la palabra “¡Gracias!”.
Ambas secciones intereses han operado técnicamente bajo la protección de Suiza. Los diplomáticos suizos también fueron los cuidadores de la antigua embajada estadunidense y de la residencia del embajador de 1961 a 1977, cuando Estados Unidos no tuvo presencia diplomática en el país en lo absoluto.
La Habana también ha acicalado las calles de los alrededores a la espera de una avalancha de cámaras de los medios de comunicación, pintando bordillos y farolas o fregando estaciones de vigilancia. Al menos un edificio de viviendas en esa calle también recibió una nueva capa de pintura.
Sin embargo, la atención principal del lunes será en Washington. Entre los asistentes estará el cantautor cubano Silvio Rodriguez, el expresidente del Parlamento Ricardo Alarcón, el historiador de Ciudad de La Habana Eusebio Leal y el artista Kcho.
“Va a ser una celebración por parte nuestra”, dijo Gustavo Machín, subdirector del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba para asuntos de Estados Unidos.
Machín agregó que también han sido invitados muchos estadounidenses que han trabajado para cultivar los lazos entre Estados Unidos y Cuba en los últimos años.
Wayne Smith, un ex diplomático estadunidense que trabajaba en La Habana cuando se cortaron las relaciones y que volvió a finales de la década de 1970 como jefe de la misión, confirmó que fue invitado: “¡No me lo perdería!”.
Smith, un abierto crítico de la anterior política de Estados Unidos hacia Cuba, dijo que dejó el servicio exterior en 1982, luego de que le quedó claro que Washington no iba a tratar de acercarse a La Habana. Así que el anuncio histórico de diciembre le fue personalmente gratificante.
“Yo no estaba de acuerdo con el sistema cubano y todo eso, pero me parecía que nosotros podríamos haber logrado más a través del diálogo que negándonos simplemente a hablar, manteniendo un embargo constante y empleando realmente solo una política totalmente hostil”, dijo Smith. “Pero eso es lo que hicimos, año tras año, lo mismo de siempre, y no ganamos nada”.