En medio de la grilla por la sucesión en la dirigencia del tricolor, los neopriistas del siglo XXI organizaron el fin de semana un evento al que denominaron “Unidad para Continuar con la Transformación de México”.
Ahí, el todavía presidente del CEN, César Camacho Quiroz, pronunció un bonito discurso donde dijo, entre otras cosas: “Estamos reunidos muchos militantes que hemos hecho de la política opción de vida…” ¡Para los negocios!, Mascullaron algunos malosos.
Recordó que hace más de dos años y medio recibió el mandato de repensar y poner al día al PRI. Y presumió: “Resultado de nuestra convicción legalista y rendidora de cuentas, es motivo de orgullo compartir que el INE y el CIDE nos certificaron como el partido más transparente, y por cierto, el menos multado en el proceso electoral 2015…” Atrás quedaron los casos vergonzosos de Monex, Soriana y otros, quiso decir el dirigente. “Hoy somos competitivos, y con ese ánimo en las pasadas elecciones ganamos sin derrotar a nadie”, agregó. ¡Casi se derrotan a ellos mismos y todavía presumen! apuntan los observadores.
Después se refirió a la crisis económica, política y social que atraviesa el país desde hace varios meses, sin llamarla por su nombre, claro. Dijo por ejemplo: “Es cierto que los esquemas de seguridad han sido vulnerados (por eso se fugó El Chapo, pareció reconocer); que el entorno económico dificulta el crecimiento y complica las condiciones de vida de muchos de los nuestros y, que no falta quien medre ideológica, económica y políticamente con tal estado de cosas. Nadie supuso que sería sencillo”. Pues primero nos dijeron que los priistas sí sabían cómo hacerle, podrían responder los que en 2012 votaron por el tricolor.
Y luego Camacho explicó: “Los efectos de la crisis económica global, si bien han hecho daño a ciertos segmentos desfavorecidos, se han atenuado, focalizando exitosamente la tarea del gobierno, que ha reducido la pobreza más extrema”.
¡Salve oh César!, responden a coro más de 50 millones de personas que siguen en la pobreza.
Y remató el líder, es un decir, señalando que es urgente perseverar en el crecimiento económico del país para el bienestar de las familias mexicanas. “Con inteligencia y buen tino, con la solidaridad proveniente de la convicción, es tiempo de unidad para continuar la transformación de México, es la etapa de la consolidación; de restaurar el tejido social, de ser más eficaces en el combate a la impunidad y en el abatimiento de la corrupción”.
“Es la hora del patriotismo”, concluyo Camacho Quiroz.
En el mismo evento, el presidente Enrique Peña Nieto afirmó que la demagogia y el populismo prometen, en su ambición de poder, soluciones mágicas que en realidad destruyen esfuerzos institucionales, empobrecen a las familias y restringen las libertades. ¡Y tiene razón!, dirán algunos.
Hace siete meses comentamos en este espacio: Es decepcionante el espectáculo de los neopriistas del siglo XXI que parecen atrapados en un callejón sin salida. Están en medio de una tormenta perfecta que ellos mismos provocaron y no dan muestras de tener soluciones a la vista. El deterioro es creciente, y aunque nadie sabe cómo le hicieron, lo cierto es que se las ingeniaron para que se les juntaran los problemas sociales, económicos y políticos. Su megacrisis es múltiple.
El deterioro social y la maltrecha economía están en una de las peores condiciones que han tenido en varias décadas, y no será fácil ni rápido encontrar el hilo que permita desenredar esas complicadas madejas.
Hoy, hoy, hoy, siguen en las mismas. ¡Peor, porque la tormenta amenaza convertirse en huracán!, según la opinión del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.
AGENDA PREVIA
Pues vaya que la grilla por la sucesión en la dirigencia del PRI está en su punto más alto. A los nombres de quienes se mencionan para dirigir el tricolor, el fin de semana se agregó el gobernador de Chihuahua, César Duarte, conocido también como el “banquero divino”, quien comenta entre sus cuates que “la tiene amarrada”.