MOSCÚ. El presidente ruso, Vladímir Putin, decretó la destrucción a partir del 6 de agosto de los productos perecederos occidentales que lleguen a este país pese a estar prohibidos por el embargo impuesto por el Kremlin.
Según informó la Presidencia rusa en un comunicado, la medida afectará a los alimentos y productos agrícolas provenientes de aquellos países que emitieron en su momento sanciones económicas contra empresas y ciudadanos rusos, como es el caso de EU y la Unión Europea.
No se verán afectados por esta medida los productos introducidos en Rusia para uso particular y aquellos que crucen las aduanas rusas en tránsito a un tercer país, siempre que cumplan con los requisitos fitosanitarios.
Algunos medios locales ya han criticado la medida, al considerar que sería mucho más práctico vender esos productos a bajo coste para ayudar a las capas más desfavorecidas de la sociedad rusa, cuyos ingresos se han visto reducidos debido a la actual recesión. Otros propusieron enviar esos productos a orfanatos o a las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk afectadas por la guerra, donde mucha gente sobrevive sólo gracias a la ayuda humanitaria.
Putin anunció a finales de junio su decisión de prorrogar por un año el embargo a los alimentos perecederos procedentes de la UE, en respuesta a la extensión de las sanciones adoptada por Bruselas contra Moscú por su papel en la crisis de Ucrania.