BEIJING. Luego de pasar a la historia como la primera ciudad sede de las Olimpíadas tanto de verano como de invierno, Beijing enfrenta todo un conjunto de retos, desde garantizar que haya nieve suficiente en una zona de extrema sequedad hasta despertar el entusiasmo por los deportes invernales en un país donde pocos esquían o patinan.
Las críticas por los derechos humanos y los reclamos de mayor libertad para el internet y la prensa también pondrán a prueba los límites de la tolerancia de este estado comunista autoritario.
Los festejos tras la victoria del viernes fueron más bien discretos en Beijing, en fuerte contraste con la euforia que reinaba en la ciudad en 2001, tras obtener la sede de los Juegos de Verano de 2008. Las Olimpíadas de Invierno son un evento mucho más pequeño y menos popular, sobre todo en China, donde pocos ciudadanos conocen o siguen los deportes en el hielo y la nieve. Con todo, la creciente clase media ha empezado a demostrar cierto interés en el esquí, el patinaje y el hockey sobre hielo.
Fuera de Beijing, hubo fuegos artificiales en Chongli, una población de montaña que por ser sede del esquí nórdico y otros eventos anticipa un boom económico provocado por los juegos.
“Vamos a ver grandes cambios aquí. Nuestros huéspedes estaban felices por haber obtenido la sede y muchos están interesados en invertir y comprar casas en Chongli”, dijo la gerente del hotel Holiday Inn local, que se identificó por su apellido Liu.
Beijing dice que los juegos abrirán un mercado potencial para los deportes de invierno de unas 300 millones de personas en el norte del país, aunque apenas una minúscula proporción de ellos tendría los medios para ir a esquiar a una localidad cara como Chongli. Por empezar, el gobierno anunció el mes pasado un programa de 30 millones de dólares para promover deportes de invierno como el luge, el bobsled y el esquí combinado nórdico.
La construcción de las pistas en Chongli obligará a desalojar a unos 1.800 habitantes de las aldeas circundantes, a los que el gobierno ofrece diversas medidas de indemnización.
Pero la principal preocupación del COI y las federaciones deportivas se refiere a la capacidad de la región para producir nieve artificial en cantidad suficiente en una zona donde la precipitación natural es escasa. El problema se agudiza porque buena parte de los recursos hídricos de la región agraria son desviados para atender las necesidades de los 21 millones de habitantes de Beijing.
Un informe de la ONU en 2014 dice que los recursos hídricos por persona en el norte de China son de 200 metros cúbicos por año, “apenas la quinta parte de lo que se considera una pauta segura”. El COI opinó en su informe que Beijing había subestimado tanto la cantidad de agua necesaria como su capacidad para recuperar el escurrimiento de las laderas.
A pesar de ello, en su postulación Beijing aseguró que puede generar nieve suficiente sin causar trastornos en la vida de los ciudadanos. En todo caso, el fuerte respaldo del gobierno debería eliminar cualquier obstáculo.
Con las arenas construidas para los juegos de 2008 y un conjunto de dirigentes experimentados, la realización de los juegos no ha de requerir demasiado esfuerzo adicional.
Pero Beijing, con todo su poderío organizativo e inteligencia comercial, aún debe encontrar la manera de manejar los problemas de derechos humanos y de prensa que el COI considera esenciales para el éxito de los juegos.
Los detractores dicen que China ha lanzado la mayor represión de la sociedad civil en muchos años, y más de 250 abogados que representan a clientes en casos de derechos cívicos están presos.